Tenía que ser el colofón de la feria con una corrida de Victorino muy esperada ya que suponía su vuelta al que fuera uno de sus feudos en Francia. Pero la presentación terciada de algunos ejemplares, francamente anovillados, cabreó al respetable. Tuvieron razón los aficionados porque su trapío no era digno de la categoría de esta plaza considerada de primera.
En cuanto a los toreros, se silenció la labor de Octavio Chacón ante el toro que abrió plaza y en el siguiente, mejor presentado que ciertos de sus hermanos, tuvo calidad desde su salida. Lo trató con mimo Octavio toreando con suavidad, gustándose con el capote y la faena de muleta fue medida pero le faltó pellizco, entrega y verdad. El toro fue aplaudido en el arrastre.
Javier Cortés se las vió con el lote mas complicado, un primer toro al que pudo con valor y entrega y otro la clásica alimaña de Victorino con el que no hubo nada que hacer.
Buenas intenciones de Juan Leal en su primero, pero al toro le faltó picante y entrega, en cuanto al sexto, un sobrero de Victorino, fue tildado en las gradas de « sardina » y desencadenó las protestas del público que abroncó de paso a los organizadores de la feria.
Por Antonio Arévalo