Después del tremendo ridículo del fútbol español. Después de la espuerta de millones que ha derrochado la Federación, el presidente Villar se está haciendo el longuis, en vez de presentar su renuncia a un cargo que le viene ancho. Se ha quedado como si aquí no pasara nada, como si su aplastante ineptitud fuera una bula para seguir chupando del bote. Pero mientras Villar se hace el sordo, Clemente mantiene una imprudente actitud desafiante: ¡De aquí no me quitan ni muerto! y continúa después de su fracaso con las habituales amenazas a la prensa: «Voy a seguir desenmascarando a estos choricillos, y que tengan cuidado con lo que dicen porque a alguno le arranco la cabeza». ¡Demencial!

El fanfarrón de Baracaldo lleva ocho años sin lograr resultados que justifiquen los más de mil millones (¡se dice pronto!) que se ha llevado por ‘trabajar’ apenas un mes al año ¡eso sí que es una chorizada! Algo está muy claro: Clemente ha tenido en sus manos a los mejores jugadores nacionales de los últimos tiempos y ha sido incapaz de lograr nada positivo, nada que no sea crear un aislamiento entre los jugadores, el público y la prensa. Se ha dicho que en el último partido nuestros futbolistas han demostrado su gran categoría con la aplastante goleada frente a Bulgaria ¡valiente estupidez! Bulgaria como equipo no existió en el campo, entre otras razones porque es una nación diminuta que ni siquiera llega a la población de Madrid.

Le hubiera ganado sobradamente el Numancia. Se ha pretendido presentar el resultado como un falso triunfalismo. Muchos goles fueron de chiripa y el penalti, un regalo del árbitro. Es lo mismo que si la Unión le ganara al Golpejas F.C., pero lo más grave es que en varios pasajes, los búlgaros mandaron en el campo, aunque afortunadamente no tuvieron la menor aptitud para meter goles, porque su desbarajuste era manifiesto y el hablador Stoitchkov pasó como la sombra de un fantasma.

Son ya muchos años los que lleva Clemente como un imprudente provocador, para que ahora se marque la fanfarronada de seguir ahí tras su historial de fracasos. Si tuviera un rastro de vergüenza ya habría dimitido, como han hecho los demás seleccionadores derrotados. Con la pila de millones que se ha llevado por decir chorradas en televisión ya puede pasarse una larga temporada jugando al golf, que ha sido su única vocación mientras el equipo andaba manga por hombro. No saben ‘estar’ en Europa.

La actitud desolada de nuestra también inepta ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, incapaz de llegar a una solución en el angustioso porvenir de los olivareros españoles, demuestra la inmadurez y la falta de capacidad maniobrera para negociar con Italia, Grecia y Portugal: la única solución de un problema que ni la ministra ni sus asesores han sabido vislumbrar. Una vez más se demuestra nuestra orfandad política ante un Gobierno, que aparte de «España va bien» no saben ‘estar’ en Europa. Como tampoco saben estar en Asturias.

Una sonrisa macabra Después de la última barbarie de ETA asesinando a Manuel Zamarreño, concejal de Rentería, nos queda el horror de esa barra de pan abandonada entre la sangre de un hombre que volvía a su casa y jamás encontrará ni a su mujer ni a sus hijos. Después de esta barbarie nos preguntamos hasta cuándo el PNV seguirá manteniendo su convivencia con HB y hasta cuándo podrá seguir soportando el Partido Popular esta cadena de crímenes contra unos ciudadanos indefensos cuyo único delito es haber sido elegidos en las urnas por la voluntad del pueblo.

Pero lo que me ha llenado de asombro es la actitud del presidente Aznar, cuando lo abordaron en TV a raíz del suceso y contestó a paso de banderillas: «¡Lo pagarán!». Y lo dijo mientras sonreía abiertamente. Cuando patéticamente no era el momento de sonreír. O este hombre no se aprendió todavía el guión de su papel o no le han enseñado el gesto que corresponde al texto. Le rogaría que aparte de esa sonrisa nos explique cómo van a pagarlo estos criminales, ¿esperando a que maten al próximo?

Alfonso Navalón, junio 1981