Dos mundos opuestos separan del torero que está a punto de irse de la profesión y del torero que es mucho más joven que está lleno de ilusiones, le quedan bastantes años de torero y sigue soñando con la gloria.

Al torero veterano que ha estado durante muchos años en activo le cuesta reconocer que los años no perdonan, que las facultades no son las mismas, que la ilusión y la afición aunque nos queramos auto convencer de que sigue siendo la misma, no es así, a veces el haber vivido la profesión con tanta intensidad y dedicación hace que tus sentimientos más íntimos te traicionen y te nublen de ver la cruda realidad.

Ser torero es muy bonito pero también muy duro, al toro se le entregan los mejores años de tu vida y el a cambio te da muchas satisfacciones en ocasiones pero la mayoría de las veces no te da lo que tú le entregas a él, por eso tienen tanto mérito los que son figuras del toreo.

Al toreo muchos le hemos entregado nuestra niñez y adolescencia, después nuestra juventud y gran parte de los años de nuestra vida.

El toro a cambio nos dio vivencias, viajes, mundología, cornadas, sinsabores, hemos conocido a todo tipo de personas y personajes, nos hemos vestido en los mejores hoteles y también en las pensiones más humildes que se puedan imaginar, también en Ayuntamientos, en polideportivos, en aulas de colegios de pueblo, etc.

En mi caso personal he actuado en todo tipo de plazas desde plazas de palos, portátiles sin callejón con farola en el medio hasta las plazas más importantes de la geografía española y francesa.

Cuando llegas de nuevas a la profesión de torero todo es ilusión, no te importa nada, torear es lo que más te gusta e ilusiona y nada te supone esfuerzo, ni las distancias de los viajes ni a los animales que te vas a enfrentar, vives como flotando en una nube donde solo piensas en entrenar, en estar todo el día hablando de toros, en que pronto vas a torear, en que llegará un día no muy lejano en que serás figura del toreo y te permitirás tener buenos coches, fama, dinero, finca, todo eso y más se piensa o al menos eso pensábamos los chavales que queríamos ser toreros hace más de cuarenta años.

Por la ilusión de ser torero eres capaz de renunciar a cualquier cosa, luego ves que van pasando los años y ves que avanzaste en muchas cosas y que llegaste a conseguir algunos objetivos pero no los que verdaderamente querías y soñabas, en tu camino se interpuso la suerte en momentos claves, otras veces tu no fuiste capaz de estar como tienes que estar sobre todo algunos días que toreas en alguna plaza importante donde tienes que solucionar tu futuro en cuestión de minutos, también llegaron las cornadas, las promesas falsas, los amigos que al final no resultaron ser amigos, así un año y otro año hasta que llega un momento que te dices a ti mismo, «no puedo seguir dando vueltas para no llegar a donde quiero ir».

La vida pasa, te vas haciendo mayor, tienes que vivir y ganar dinero, las oportunidades cuando pasa la novedad son pocas y malas, entonces es cuando tienes que cambiar de planes y replantearte tu vida, yo un día dije adiós a mi carrera novilleril en la plaza de Madrid, me corté la coleta, se derrumbaron mis ilusiones porque no salieron las cosas como yo pensaba, en mi amargura de tener que renunciar a lo que había sido mi vida, salí aquella noche a emborracharme por las calles de Madrid, a beber para olvidar, pero cuando estuve otra vez sereno supe que tenía que seguir en el mundo del toro, que era lo único que me gustaba y al poco tiempo me hice banderillero.

No fui lo que soñé de niño pero me siento afortunado de haber estado en el toreo 45 años y gracias a Dios me he jubilado de lo que más me gusta ser «torero» aunque fuese siendo torero de plata.

Mis últimas temporadas de torero fueron duras, festejos menores en plazas de pueblos, me fui por donde empecé «los pueblos» y juro que lo más bonito que he hecho en mi vida es intentar la maravillosa locura de querer ser torero, lo haría mil veces que naciera.

Por eso me da mucha alegría del torero joven que lucha, ese que se queda o quedaba cuando yo me iba, ahora es en él, el que se queda, donde veo reflejados los sueños e ilusiones que yo también tuve.

Para todos los que empiezan, para los que siguen luchando les brindo este artículo con todo mi corazón deseándoles lo mejor.

Mucha suerte

Julián Maestro, torero