Eres el desahogo de mi soledad en mis madrugadas de desvelo. Eres la compañía que nunca me falla.

Eres mi amigo fiel que nunca me crítica y me deja siempre ser yo. Gracias a ti afloran mis recuerdos del ayer y de hoy. En tus silencios descubro el misterio de los días y las noches, las respuestas que mi subconsciente busca, me proporcionas la paz de mi alma y a ti te puedo contar mis todos mis sentimientos sin temor a reproches, tú me lo aguantas todo.

Eres cualquier día, cualquier hora, cualquier año, sé que a través de ti a veces podré ser criticado, quizás seguido, en alguna ocasión identificado y como no odiado.

Me da igual porque siempre estarás tú en mi camino y en mi destino esperándome a que te cuente mis cosas. A ti te puedo decir que a veces me acompañó el miedo desde que me desperté hasta que me acosté, te puedo decir que el miedo llegó casi a ser mi amigo, convivió conmigo en habitaciones de hotel, durmió conmigo bajo las sábanas que a veces quedaron empapadas de sudor provocado por el, viajó conmigo, ahora pasado el tiempo apenas le siento, pero muchas noches sueño con él y se vuelve a repetir la acción de las sábanas mojadas, no lo invento, es real, no desapareció, sigue apareciendo en mis sueños cuando duermo.

A ti te puedo contar que a veces eres la compañía que necesito, eres el universo y el Dios que imagino. Eres el compañero y amigo que nunca falla y que siempre que te busco te encuentro. Siempre supe que existías pero no te presté atención. Te descubrí quizá un poco tarde, pero a veces tengo ansias de llegar a ti.

A veces me siento ridículo contándote cosas, otras veces creo que me he vuelto loco, otras veces pienso en los demás cuando me deberían de dar igual, lo importante es hablarte a ti, que importan los demás si ellos cuando aparecen por aquí tú y yo ya hemos hablado.

Qué importa que los demás opinen de lo que yo te cuento a ti, si ellos se aburren o no entienden la verdad que yo te digo que se vayan a otra parte, nadie les va a obligar a entender esta complicidad que existe entre tú y yo.

Me gustaría contarte que a veces me despierto pensando en ti y que otras veces me puedo pasar semanas e incluso meses sin visitarte, eso no quiere decir que no me acuerde de ti, así que no me lo tomes a mal.

Eres el camino que viví y vivo, eres donde nacen mis recuerdos y mueren mis historias, eres también el creador de nuevos sueños. Eres como un Dios que siento pero no veo, también eres el diablo que me traicionó cuando escribí lo que no debía, en la madrugada de hoy te quise contar muchas más cosas, posiblemente más interesantes para otros, pero hoy te quise hablar a ti, te quise escribir a ti porque entre tú y yo existe y existirá una química de complicidad donde posiblemente solo tú y yo nos entendemos.

Pero una vez más te digo que tú eres yo y yo soy tu.

Dedicado a cualquier capítulo de una hoja de mi blog, dedicado a quien me quiera entender, pero sobre todo dedicado a un lápiz, a un teclado y a un no parar de sentir, dedicado a locos cuerdos, dedicado a los que ahora duermen, dedicado a los que ahora viajan y quisieran leer, dedicado a la humildad, dedicado a mis zonas erróneas, a Wayne Dier que en paz descanse porque gracias a él las leí, dedicado a la fuerza de creer porque es una razón más para leer y recordar al maestro Wayne y también hoy en especial a mi cuaderno y a mi hora de desvelo.

Julián Maestro, torero.