Cuando la pandemia ha soltado su última ola –al menos eso deseamos- nos encontramos con la triste realidad de los Negacionistas, aquellos que niegan todo, hasta la existencia de Dios y, como tales, no han querido vacunarse y, por el momento somos los demás, los que forma responsable nos hemos vacunado y, para nuestra desdicha estamos sufriendo la irresponsabilidad de estos iluminados. Ya se cuentan por miles los hospitalizados al efecto pero, en el fondo y en la forma, si ellos son gilipollas los demás no tenemos la culpa, pero sí la tiene este gobierno malhechor que ha dictado cientos de leyes absurdas y no se ha pronunciado al respecto de la vacuna.

Sánchez, o falconeti, como ustedes quieran definirle, no ha tenido valor para dictar una ley para que se vacune hasta Dios porque, como político, sabe la de miles de idiotas a los que si les impone dicha ley –lógica por otra parte- sabe que los votos de esa manada de irresponsables los perdería. ¿Solución? Lo que ha hecho, hacerse el loco y no pronunciarse al respecto. Hasta qué punto hemos llegado que, estos cafres han hecho manifestaciones al respecto, como si fueran ellos los que tienen la razón.

Ahora, tras ese silencio cobarde por parte del gobierno que dicta leyes por doquier sin ningún fundamento, la que deberían de dictar obligando a todo el pueblo español para que se vacune, ahí han creado un espacio muerto para que el mundo hiciera lo que le viniera en gana y, ahí tenemos la pruebas, todos los que se han contagiado por no haberse vacunado y, lo que es peor, que siguen contagiando a los demás. Sánchez, ante un asunto tan delicado se limitó a decir que las comunidades autónomas tienen mecanismos de sobra para tratar este espinoso tema. ¡Y un cuerno! Tomemos nota porque ha muerto ya mucha gente Negacionistas, entre ellos, uno de los componentes del grupo musical IL DIVO que, por supuesto, no se había vacunado.

Los dogmas no son buenos en ningún sentido pero, si esa creencia en la negación lleva a miles de personas al abismo, el único culpable es el gobierno porque, insisto, irresponsables, locos, estúpidos y analfabetos los tenemos por doquier, exactamente todos los que han negado la pandemia como virus mortal y, como ahora, su decisión por no vacunarse. De haber tenido una ley adecuada al respecto, sin duda, no estaríamos ahora hablando de estas gentes carentes de toda lógica y con la única convicción de su propia verdad que, como se ha demostrado, todos estaban equivocados.

Es frustrante ver los noticieros y que nos digan que, el noventa y nueve por ciento de los ingresados en los hospitales son gentes que no se vacunaron. O sea que, como se ha comprobado, la “verdad” la tenían ellos mientras que, la inmensa mayoría del pueblo español que nos vacunamos éramos unos intrusos, además de imbéciles. Vivir para ver.

Como dogma, uno puede creer en Dios, en Simeone, en Rafa Nadal, incluso en Morante pero, todo ello no nos puede evadir de la realidad en la que vivimos. Creencias al margen, estamos sujetos a la vida cotidiana y si como ha sucedido, en el camino nos encontramos con una pandemia debemos de ponerle remedio al mal; no podemos ser tan estúpidos de morirnos de “dolor” por no haber querido tomarnos las pastillas que lo alivian. Todos los que no se han vacunado deberían de haber sufrido un cólico nefrítico y con toda seguridad hubieran buscado remedio porque el dolor es insoportable. No se puede negar la realidad en la que uno vive y, si se hace, ahí tenemos las consecuencias con estos listos de turno a los que tenemos que curar por haber sido imbéciles. El problema, como digo, es que la pandemia no ha causado dolor físico como el ácido úrico, entre otras dolencias porque de haber tenido el dolor que antes apuntaba, esa manada de listos hubieran buscado el remedio adecuado que, en este caso no era otro que la vacuna.

Negar se puede negar todo porque hay gente dispuesta para ello; pero nadie, en su sano juicio puede negar la evidencia de las cosas y muchos menos cuando se trata de una enfermedad que, como ha sucedido en España nos ha dejado más de cien mil muertos y muchos, hasta se lo toman a cachondeo. Vamos, como el que pillan en un bar de alterne a las cinco de la madrugada. A cualquiera nos pueden contar un suceso determinado y nosotros darle el valor que creamos oportuno, siempre y cuando no lo hayamos visto ni sufrido. Pero negar la efectividad de una vacuna es más grave que negar la existencia de Dios que, pese a ser grave, como es una cuestión de fe, por eso se permite que hayan ateos. Ahora bien, que esos mismos ateos actúen en consecuencia contra los valores de la vacuna, eso debería de estar penado con una multa o con cárcel que sería más aleccionador, sencillamente porque con su actitud han atacado y puesto en riesgo la salud de los demás.

Los irresponsables citados, por negar, son capaces de negar que el recibo de la luz haya subido un cuatrocientos por ciento, de ello no me cabe la menor duda. Lo triste de este asunto es que si alguien pretendía suicidarse electrificándose, está tan caro el recibo que es mejor pegarnos un tiro. Sin lugar a dudas, esto es España, un país de ácratas, librepensadores e irresponsables. Así nos luce el pelo ¿verdad?

En la imagen todos los salvadores de la patria, los que rpetenden darnos lecciones a las gentes coherentes y equilibradas.