Sera este sábado en la cercana localidad madrileña de Las Rozas, para homenajear al último torero venezolano que logró abrir la Puerta Grande de Las Ventas.

Por Ruben Dario Villafraz

El mundo del toro quiere reconocer a uno de los grandes ídolos que tuvo en la década de los ’80 y marcó época. Es por ello que la primerísima figura del toreo contemporáneo, Enrique Ponce este organizando el que será este sábado el festival homenaje al veterano y retira diestro aragüeño “Morenito de Maracay”, el cual en los carteles se le llamaba “el Rey del Par al Quiebro”, inactivo de los ruedos desde el 2013.

Tal y como mencionaba  el diario EL MUNDO el joven periodista taurino Gonzalo Bienvenida (nieto del que fuera gran torero Antonio Bienvenida) el cartel está compuesto por el propio Enrique Ponce, Javier Conde, El Fandi, Cayetano, López Simón y el novillero Daniel Barbero. Un interesante cartel en el que colaborarán seis ganaderos distintos.

Enrique Ponce explicó el porqué de la amistad con José Nelo «Morenito de Maracay»: «Fue uno de los primeros toreros que conocí cuando era un niño. Me brindó un toro en Utiel con 10 años. Son recuerdos bonitos, que nunca olvidaré. Luego me apoderó Luis Álvarez (que entonces también apoderaba al maestro venezolano) y entablamos una bonita amistad. Conmigo en aquel inicio de mi carrera fue muy generoso, amable, atento… Convivimos mucho. Tengo un compromiso que va más allá del compromiso profesional que tiene que existir entre toreros y que se va perdiendo».

Muchas vivencias han compartido los dos maestros: «Recuerdo las primeras veces que fui a América. El primero de mis viajes fue a Venezuela donde el maestro era el rey de reyes. Me ayudó a que me cuajara como torero querido en América».

Morenito de Maracay es el último torero venezolano que consiguió abrir la Puerta Grande de Las Ventas. Un torero que supo hacerse su hueco en los carteles de banderilleros y que pisó todas las ferias relevantes del orbe taurino.

En su turno ‘Morenito de Maracay’ agradeció el cariño a los asistentes y trasladó toda su emoción: «Es la despedida deseada. Hace unos años Enrique toreó algunas corridas en mi tierra y me daba vergüenza saludarle, me cortaba por todo lo que hemos vivido juntos que el paso del tiempo me cohibía. Un día ya fui a saludarle al patio de cuadrillas y me di cuenta de que Enrique era el de siempre, que no había cambiado. Cuando era un niño me impresionaba que parecía que sabía más que yo. No consigo agradecerle lo suficiente a Enrique todo lo que está haciendo por mí. Es un torero de época por lo que ha conseguido en el ruedo y por gestos como este».