Ante un poco más de media plaza se realizó el primer festejo de aniversario de la plaza de toros más grande del mundo. Una entrada halagüeña, considerando lo pobres que habían sido las anteriores.

Se lidiaron toros de Fernando de la Mora muy disparejos en presentación  y en juego. Con genio algunos, otros sosos y dejando la casta en los corrales y solo destacando el primero y sexto en su desempeño.

Enrique Ponce vino esta tarde a demostrar su genialidad, su magia y su talento en las artes escénicas.

En definitiva ha sido uno de los toreros consentidos de esta plaza y ha dejado impresas en oro sus letras en los anales. Y es que pocos son los poseedores de un don tan delicado, estilizado y perfecto.

Tiene un gusto exquisito en cada detalle que utiliza para adornar su labor, está dotado como los grandes. Es un hipnotista grandioso que es capaz de mantener a su público ensoñado con su gracia. Matemática perfecta.

Cuando yo era niña si un torero utilizaba los métodos de Ponce, se le llamaba marrullero, pero en él la palabra desfavorecería.

Un gran maestro de la magia llamado Fu-Manchú decía: “La mano es mas rápida que la vista” El cerebro es más rápido que las manos. … La vista no es fácil de engañar, el cerebro sí.

Y esa es la verdadera genialidad de Enrique Ponce. Su artística forma de engañar al toro y al público. Pero cuando el truco es repetido incansables veces, la gente se va dando cuenta y ya no quiere que la timen nuevamente.

A su primer toro, que parecía auspiciar una tarde muy interesante por sus maneras y recorrido, le consiguió pegar tersos y templados muletazos, que le fueron jaleados con fuerza. Pero siempre abusando del pico, se escuchaba “ahí en medio cabe el avión presidencial”. Y cuando en los tendidos la mofa se hace presente para aludir a una figura del toreo como lo ha sido Ponce por largos años, es que suena con fuerza el agua que lleva el río.

Encima hizo un berrinche más monumental que la misma plaza, cuando al matar de entera desprendida, se le otorgó una sola oreja. Su histrionismo merecería un Óscar!

En su segundo la magia no pudo continuar. El animal se vino abajo y el maestro intentó mil artilugios sin éxito, pues ya está muy vendido el truco. La gente se metió con él abucheándolo en los últimos momentos de la lidia. Su brindis al empresario Rafael Herrerías causó polémica entre los asistentes.

José Mauricio tenía una apuesta enorme la tarde de hoy y para su mala suerte, pechó con lo más malo del encierro.

¿Que hay voluntad?, sin duda. No hubo momento en que esa pasión que le desborda, no se hiciera presente. La gran diferencia de un torero que sueña aún en llegar a la cima y que pone el corazón sin dudar y pese a los inconvenientes hace que el pulso se agite.

En ambos toros dejó el aroma de su esencia. Como marcando su territorio, dejando claro que busca quedarse grabado en el alma de todos los aficionados y los que quieren llegar a serlo.

Y sobretodo agradecer el valor a toda costa, ese que te mantiene al filo, ese que arranca los suspiros y estremece los sentidos. Ese valor que le devuelve el porqué a la fiesta y que entona las notas melodiosas con un compás firme y marcado.

Pero…. si tuviera el capitalino la claridad de una técnica depurada, otro gallo cantaría. Hoy , ante dos toros complicados, uno de ellos, el segundo, con mucha guasa, vi a un José Mauricio decidido pero sin ton ni son. Con serias carencias técnicas que le ocasionaron volteretas aparatosas de las que se levantó sin mirarse siquiera, Pero que lo ponen en un peldaño delicado, pues afortunadamente no arremetió contra él el marrajo, propinando una cornada y pudo salir avante de su misión. Hubo de aliñar al bicho que con violencia arremetía despertando a la parroquia quien le agradeció su arrojo y decisión. Mató al segundo intento como si en ello dejara la vida.

Una salida al tercio y el agradecimiento profundo de su público.

Joselito Adame no está dispuesto a perder su trono. Para algunos es considerado la figura de México, aunque bajo mi concepto de figura del toreo, hay que tener otras muchas cualidades que cuantitativamente lo irían poniendo en ese lugar.

Hace muchos años que no tenemos en México un nombre que arrastre a las taquillas a las masas, sin embargo Joselito ha escalado cada pendiente y se mantiene válidamente en el candelero.

Ante un primero poco participativo hubo de porfiar. Con pico y pala fue buscando el brillo del oro, insistente ante el estaño que brotaba y que no daba esperanzas pero al que pulió de diversas maneras en el esmero de quien no pierde la fe. Una estocada tendida hizo que el juez incomprensiblemente sacara un blanco pañuelo.

Creo sin duda que le han quitado el valor a la estocada y hoy por hoy con que sea efectiva, sin importar la colocación, amerita los trofeos. Ojalá las autoridades de la alcaldía evaluaran a estos jueces que por años han ido dañando a la plaza y quitándole su jerarquía.

Con el que cerró plaza, el mejor del encierro, el de Aguascalientes redactó una crónica de guerra. Logró muletazos ceñidos que emocionaron a gran parte del tendido. Por momentos el relato contaba las hazañas victoriosas de un general que con sus múltiples conquistas manifestaba su poder, los matices permitían tomar un respiro y volver a emocionar. Pero…. siempre hay un pero. Ha de ser de familia. Su afán de tratar de matar a un tiempo cuando el astado no le colaboraba, causaron que a final dejara un volapié defectuoso que hubo de causar un descabello y una vuelta ya sin tanto eco.

Por Alexa Castillo