Emilio de Justo regresa a los ruedos, primera corrida post covid’19, segunda corrida de la temporada después de la feria de Olivenza. El 4 de agosto saltará al ruedo de la plaza de toros de Plasencia para enfrentar un mano a mano contra Enrique Ponce, la emoción lo pondrán los toros de El Torero.

Ya solo por ver a Emilio de Justo vale la pena desplazarse hasta Plasencia. Un torero que apetece ver siempre. Un torero diferente, con ambiente, con desparpajo, valentía y mucha, pero mucha pureza. Un torero con una personalidad arrolladora que nos hizo estremecer en muchas ocasiones en estas dos últimas temporadas.

Varios han sido los triunfos en grandes plazas, donde ha demostrado la pasta de la que está hecho. Todo el esfuerzo ha  tenido su recompensa. Una carrera que no ha sido fácil, una lucha constante para llegar a lo más alto del escalafón. Al final, la calidad se impuso y la justicia triunfo.

Un torero tocado por una varita mágica, que fue capaz de recuperarse de la “cruz” más severa del toreo, para ahora disfrutar  de la “cara” más dulce. Madrid lo ha consagrado, y se ha hecho adicto a su verdad. Una verdad amparada por los cánones más puros y elementales del toreo clásico. El torero total ha llegado para quedarse en un circuito que anhela variedad.

Probablemente Plasencia será una de las pocas citas donde podremos ver a este torero, y a su verdad, su pureza y sus naturales. En una temporada incierta, tal vez, las ocasiones sean contadas para disfrutar de Emilio de Justo, y a mí me apetece ver este tipo de toreros.

Por Juanje Herrero