Y es al pasar el tiempo cuando me doy cuenta del verdadero significado de lo intangible de lo inmaterial, de lo que realmente se transforma en poder ser y querer serlo, gracias a ese sentimiento que perdura y es el vencedor de las grandes batallas…

Quizás el verdadero secreto de la eternidad sea el conservar lo que nos produzca un sentimiento, algo acorde al sentir el latido del corazón cada vez que se habla de toros, cada vez que se necesita saber que el arte y la cultura deben ser eternos, indestructibles, e incuestionables.

Quizá sea el momento de apoyar a los jóvenes, a los que tienen su cabeza llena de sueños e ilusiones, para los que no debería de haber barreras, si no fronteras abiertas donde puedan traspasar la meta deseada al pisar la arena del albero.

La meta, esa puerta grande que les hará volar al cielo y desplegar sus alas para llegar al infinito de sus más profundos sueños, sueños compartidos con todos aquellos que amamos la tauromaquia, una forma de vida, de ser de pensar, de sentir, e imaginar.

Variedad y novedad en su conjunto son la combinación perfecta para la confección de un cartel atractivo y con muchas probabilidades de éxito.

Valor y valentía demuestran quienes se enfrentan a ganaderías con un toque de picante que el buen aficionado desea ver, quienes merecen más que nadie el reconocimiento de todos, debiendo ser dicho hecho la consecuencia de mayor presencia en las ferias.

Quizá también sea un buen momento de cambio, de innovar, de apostar por la variedad y entre ella la calidad, calidad mayoritaria que no se tiene en cuenta porque no se puede demostrar.

De ahí la importancia de la oportunidad, de la confianza en la ilusión, el trabajo y esfuerzo de muchos.

Nombres propios como el de Damián Castaño, Jesús Duque, Alejandro Marcos, Juan Leal, David de Miranda, o el novillero Francisco Montero entre otros, han demostrado con creces a lo largo de la temporada que merecen un 2020 lleno de oportunidades.

Por ello no debemos dejar que se destruya el sentimiento de una gran parte de personas que viven por un sueño.

Varios son los problemas a los que hay que hacer frente y no dejar la defensa de la tauromaquia en el olvido, siendo de considerable importancia cada paso que demos por apoyar al toro bravo, a la fiesta, y sobre todo a la tradición de un país.

Quizá sea el momento de acordarnos más aún si cabe de la ley 18/2013 que el 12 de noviembre de 2013 se publicó en el BOE núm. 272, en referencia a la regulación de la Tauromaquia como patrimonio cultural de España, y la cual no tienen muy presente aquellos que el pasado jueves 26 de septiembre apoyaron en mayoría la propuesta aprobada por el parlamento de Cataluña de suprimir los Correbous, que ya sin entrar en el debate del sentimiento y el sensacionalismo, es incompatible con la ley publicada en el BOE anteriormente citada.

Parece que poco importa a los políticos la opinión y tradición de a quienes en modo directo afectaría esta prohibición, contraria a todo tipo de arraigo cultural de todos aquellos pueblos o ciudades en las que sus fiestas giran en torno al toro bravo, desarrollándose así la mayoría de los programas como consecuencia de los actos que se lleven a cabo siendo el toro el principal protagonista.

¿Debemos alarmarnos? Por su puesto que no, pero sí debemos reivindicar lo que es nuestro, la libertad y la disconformidad a la censura, a la prohibición de un sentimiento en el que nadie manda ni tiene la verdad absoluta.

Quizás además, también sea el momento de acordarnos de lo que la tauromaquia en el ámbito económico significa, no solo para nuestro país si no para muchos países del mundo.

Sin ir más lejos y haciendo referencia al informe publicado hace unos días de la Plaza de Las Ventas en esta temporada 2019, nos hacen saber que se han vendido un total de 945.900 entradas, cifra que demuestra el potencial económico tan importante que genera la tauromaquia en la plaza más importante del mundo, cuyos beneficios tienes múltiples destinatarios, y cuyo sustento es el toro bravo y su medio.

Sin olvidarnos de los beneficios que genera para el país tal cantidad de ingresos gracias a la celebración de las corridas de toros.

Muchas familias dependen del toro bravo, incluyendo ganaderos, empresarios, toreros, etc…

Nadie tiene derecho a dinamitar el medio de vida de un sector tan importante y que es el corazón de España, además el de todos aquellos parajes donde habita el toro bravo, haciendo de estos lugares un  ecosistema único y maravilloso, donde la biodiversidad que estos mismos generan es simplemente sensacional.

Gran parte de las dehesas donde vive el toro bravo se encuentran en la provincia de Salamanca, tierra conocida por ser la cuna de importantes ganaderías, que hacen de sus valles poblados con reses bravas, estampas tan bellas como dignas de admirar,  que no existirían si el toro bravo desapareciera.

¿Es por tanto todo ello lo que vamos a dejar que se disipe sin que nosotros movamos un dedo?

No debemos dejar de defender la tauromaquia ni todo lo que la rodea, no debemos permitir que todo lo bello se destruya, lo que forma parte de nuestra tierra, de nuestra cultura, nuestras raíces…

Quizá sea el momento de que se nos oiga, de que se nos escuche muy alto, porque aunque hablemos bajito somos muchos los que al unir nuestra voz queremos decir lo mismo.

“Si a los toros”, “si a los niños en los toros”, “SI A LA TAUROMAQUIA.

 

Gabriela Martín.

Fotografía Gabriela Martín.