Dos años entre soledad y ganas, que por culpa de la fiereza de un toro pusieron a un torero muy sincero en sus formas como Saúl en la falta de costumbre y ansias de toreo. Calurosa ovación en su recibimiento, más que esperada. Aforo completo en lo permitido. En busca de otro tipo de protagonismos, de nuevo Ponce deja una “A” en el ruedo a la hora de comenzar el rito del paseíllo. Cada loco con su tema.

Toros de Manuel Blázquez para la variada Terna: Enrique Ponce, Emilio de Justo y Saúl Jiménez Fortes. Seis bueyes, seis. Pero sin tamaño. Si por algo destaca esta corrida, es por descastada, falta de fuerzas, toros sosos y demasiado abantos. Coquetos, sí, pero de presentación defectuosa y faltos de trapío. Del tercio de varas mejor no hablar, totalmente inexistente en esta noche veraniega. Tauroemoción tiene gran parte de culpa, con tantos toros en el campo, y elige probablemente la peor corrida de lo que llevamos de la nueva normalidad.

Recibe por verónicas Ponce a un toro chorreado, falto de fuerzas en sus inicios pero algo repetidor. Buenas cualidades a la hora de meter la cara y obedecer, sobrepasando esa línea entre bravo y dócil, poniéndole las cosas fáciles al maestro de Chiva. Toro aburrido y andarín, sin necesidad de mando y dolido en banderillas. Enrique exhibe su toreo superficial, amanerado y mayoritariamente ventajista. Poco pulcro en la colocación y ayudándose del pico de la muleta en demasía. Con la mano izquierda, se siente podido con el toro protestón. Nada fuera de sus hábitos en esta última década. Estocada entera y oreja fácil. En el cuarto de la tarde, sale un toro de nuevo abanto y sin necesidad de lidia, mal colocado en el caballo. Durante la faena de muleta, desarrolla el sentido tras la nula lidia y sale un toro descastado pero protestón. Ponce se siente podido, pero logra sacar una buena tanda, aunque siempre tapándose y ayudándose del pico hasta frenar totalmente al toro, completamente bobalicón. Estocadón y oreja.

Tras el triunfo en Plasencia, Emilio de Justo se encuentra con un toro sardo, coqueto, devuelto por sus excesivas caídas y falta de fuerzas. Sale un sobrero brocho de nulo trapío, otra vez suelto y noble, sin necesidad de lidia. Buen recibimiento con verónicas atemperadas y chicuelinas al paso para dejar bien colocado a un toro inútil en varas. Con la muleta, toro soso y fácil pero con protestas en el embroque, solucionadas con sometimiento por parte del espada. Buenas formas y colocación para una faena medida y clásica, evidenciando el gran momento de forma en el que se encuentra. Epílogo sin ayuda con derechazos a pies juntos. Para sorpresa de todos, pinchazo, pinchazo hondo y dos descabellos. Ovación. En su segundo toro, descastado como el resto, e irregular en sus comportamientos, se logra un tercio de banderillas muy lucido por Morenito de Arlés, que se destoca. Toro mirón y parado, con el que no hay nada que hacer, pero Emilio tira de colocación para sacar algún muletazo suelto de mucho mérito. Estocadón y oreja fácil, mal el público.

Y el más esperado, el que más defraudó. Tampoco hubo opciones. Buen recibo por verónicas para el feo toro castaño por parte de Saúl Jiménez Fortes, un toro muy flojo en su salida. Tras no emplearse en el caballo, muestra su docilidad en la muleta y Fortes lo torea cómodamente, aunque al hilo se siente podido. Alarga la faena, algo de lo que peca habitualmente, y tras un bajonazo desprendido y mil descabellos, todo acaba en nada. Y ya en el último toro de la noche, se hizo el resumen de la corrida. Cursi de nombre, un toro extremadamente distraído, repechándose en todos los tercios y rajado con la muleta. Mucha exposición por parte de José Antonio Carretero en su segundo par. Y el espada, se mostró digno en su colocación, cruzándose, pero alargando sin necesidad. Pinchazo, estocada pescuecera y ovación.

Resumen:

Toros mansos, descastados y sin empleo de Manuel Blázquez, con defectuosa presentación.

Enrique Ponce: estocada y oreja; estocada y oreja.

Emilio de Justo: pinchazo, pinchazo hondo, dos descabellos y ovación; estocada y oreja poco exigente.

Saúl Jiménez Fortes: bajonazo, descabellos y silencio; pinchazo, estocada pescuecera y ovación.

Por Pablo Pineda