La sierra de Cádiz es tierra de frontera como luce en los orgullosos nombres de sus pueblos. Tierra brava acorde para criar ganadería de casta. Aquí está Rehuelga, una de las fincas de la ganadería de Joaquín Buendía, que da nombre a uno de los hierros del reparto de la ganadería entre sus hijos. Conserva la casta de santacoloma fijada en un número pequeño de vacas, no más de 80 para media docena de sementales.

 

El semental nº4 de Rehuelga, fino de cabos, corto de manos,
chato, cabeza triangular, un santacoloma de libro

 

El hato del semental nº 14 que fue rechazado 
en el reconocimiento en Madrid y tentado posteriormente

 

Quizá la mezcla entre terrenos ásperos de montaña con nutritivos cultivos en los valles proporcione bravura y nobleza. Su propietario Rafael Buendía quien dirige la ganadería de acuerdo con tres de sus hermanos, dice que los toros desarrollan más nobleza que la que tenían cuando los machos de la ganadería de Buendía pastaban en la finca Bucaré en las llanadas sevillanas, y también más pitones, cosas de la naturaleza.

Toros reservados para San Isidro

La famosa corrida del 7 de junio fue producto de una serie de coincidencias que hicieron posible que se lidiara en Madrid una ganadería tan corta y de tamaño más pequeño que los grandes domecqs o atanasios, aunque de superior trapío. El ganadero, ilusionado, repetirá este próximo San Isidro para el que tiene separados ocho cuatreños, aunque se pueden completar con otros del hierro Cubero-Buendía de sus hermanos Pilar y Javier, procedentes de la misma partición de la ganadería.

Serios novillos que se lidiarán en Francia esta temporada

 

La finca tiene varios corrales donde campan los sementales con su hato de vacas, de donde salen a pastar a los prados plantados con cereal. Ese trasiego lo dirige el mayoral Javier Vallejo, quien lleva la ganadería desde su creación en 1996, justo cuando acabó el servicio militar de la época, junto a los vaqueros Juande y Manuel, quienes se reparten el cuidado de la ganadería en su terreno escarpado cerca de Benalup-Casas Viejas, pueblo que ha cambiado varias veces de nombre, quizá para tratar de borrar el recuerdo de la sangrienta represión del levantamiento anarquista de 10 de enero de 1933, que pasaría a la historia como «los sucesos de Casas Viejas» y que relataría magistralmente en «Viaje a la aldea del crimen» Ramón J. Sender, mostrando que los sublevados también tenían esa mezcla de bravura y nobleza que la sierra confiere tanto a los hombres como a los toros, tantas veces juntos en la historia y la mitología.

El semental nº 15
También las vacas se pelean
vigiladas atentamente por los vaqueros
Juande y Manuel

 

Entre el forraje florecido en esta primavera gaditana que se muestra en febrero, el deambular de los animales arriba y abajo de las colinas buscando quizá la soledad del toro abochornado, la protección para el parto, los pasos más sencillos para las jóvenes crías y la vuelta a los corrales para dejar los prados a la siguiente manada, los santacolomas vagan por la finca dejando ver su elegante vestimenta en blanco, negro y todos los matices del gris combinados en sus capas, mientras que de cuando en cuando aparece algún toro mulato con esa capa tan rara de ver en este encaste.

La vaca nº 186, mulata, madre de Coquinero,
para el ganadero el toro más completo de la corrida de Madrid

 

 

Conserva Rehuelga la casta de santacoloma, de la que no le gusta dar detalles de su alquimia y sólo deja deslizar que puede tener sementales “recogidos de fuera”, necesarios sin duda para completar líneas y familias que no pueden tener gran representación en una vacada tan corta. Lo que tiene son los libros del Conde de Santa Coloma donde se puede rastrear la evolución de la ganadería, recogidos por su padre, que siguen en poder de la familia y cuyo análisis haría el placer de algún estudioso de los encastes como Rafael Cabrera.

El semental nº 22, indultado en Sotillo de la Adrada
por Juan Bautista, el 11 de junio de 2017
Todos los días las manadas rotan de los corrales a los pastos

 

 

Un empeño romántico como tantos en la ganadería de bravo, que cuenta con el aval de la tradición de la bravura, aunque no tanto con el favor del público ni, por supuesto, de los toreros. Los toros de Rehuelga miran y cuando miran aprenden, no son animales pasivos, notas que ellos saben que estás allí, viéndolos. Así en la plaza hay que tratarles bien, con carácter y sin probaturas, pues si la prueba se hace con desconfianza el toro se crece en dificultad, no es un encaste que te permita empezar y volver a empezar la faena en cada serie, por eso nos gusta a los aficionados que miramos con respeto y un punto de reverencia a los ganaderos que como Rafael Buendía continúan creyendo en la bravura como el sustento de la corrida de toros.

El equipo de la ganadería
Javier Vallejo el mayoral 
y los vaqueros Juande y Manuel

 

 

Rehuelga se llevó la mayoría de los premios de San Isidro 2017 para contento de los aficionados integristas. La combinación de una corrida que se había quedado de cinqueños, con sobrado trapío y una selección cuidadosa, fue una sorpresa para muchos que ni conocían el hierro dedicado a lidiar erales y escasos utreros para mantener la casta. No vamos a poder disfrutarla mucho, pues para este año tiene sólo una corrida de utreros para Francia y otra que la piensa dejar para cuatreños para la temporada 2019, además de los toros de Madrid, así que habrá que estar atentos para ver donde se muestra el poso de esta tradición de bravura.

 

Reportaje fotográfico de Andrew Moore

Por Andres de Miguel (Adios Madrid)