Una gran corrida de Valdellan la que se ha lidiado hoy en Riaza. Una corrida de toros en toda regla, con una presentación impecable, y un juego desigual, aunque predomino la casta, en mayor o menor medida, hubo ejemplares con mucha codicia, clase y recorrido.
Se intentó dar importancia al tercio de varas, aunque los toros fueron realmente muy mal picados, en líneas generales, salvándose algún puyazo suelto. Una pena, la verdad que con este nivel vamos cuesta abajo y sin frenos. Triste verdad, la que atraviesa el tercio más puro de la lidia.
Rubén Pinar se enfrentó a dos toros de diferente condición con los que no supo, ni quiso acoplarse. Tiene una falta total de actitud, tanto como director de lidia, como torero que sale a una plaza. En la que debería ser la temporada más importante de hace mucho tiempo, el de Albacete va de bronca en bronca sin llegar a sacar la cabeza en ningún momento, aunque en Soria y Burgos pudimos ver una versión diferente. Este torero tiene muy mala costumbre de quedarse muy fuera de cacho, y muy al hilo de pitón, toreando siempre muy lineal, cualidades que no agradan ni al aficionado, ni al toro, ni mucho menos ensalza los canones o la pureza. Manejo muy mal la espada en sus dos toros.
Juan del Álamo, ni esta ni se le espera. Pese a cortar una oreja en el quinto, sus faenas estuvieron plagadas de enganchones, de tirones y mantazos. Cada dia que pasa se está convirtiendo en un torero más vulgar, que rellena el hueco de otros que se lo merecen mucho más. Manejo mal la espada, pero para sorpresa le dieron un apéndice en el quinto, cosas de pueblo y aburrimiento.
Gómez del Pilar estuvo cumbre con su primero de la tarde, un toro bravo, con defectos y virtudes, pero con codicia y transmisión. El madrileño lo lució y lo templó con valor seco, destacando una tanda por cada pitón, donde la pureza del muletazo se unió al gran momento de confianza que atraviesa. Algo mas dubitativo estuvo con el que cerraba plaza, un toro más áspero, con el que no termino de acoplarse, y con el que apostó demasiado tarde. Lo finiquito con la estocada de la tarde, y el palco le concedió una oreja.
Corrida más para el aficionado, que para la galería, puesto que los toreros no acabaron ni de acoplarse, ni de apostar, ni mucho menos de perder el miedo. Sin ser una grandísima corrida de Valdellan, si hubo toros que tuvieron mucho que torear y que hubieran propiciado el triunfo de los tres matadores.
Las cosas están como están, y mientras uno ni justifican su presencia toreros como Damián Castaño, Miguel Maestro, Pacheco –entre otros- en casa esperando una llamada.
Por Juanje Herrero