Alberto Lamelas dejó ayer una sensación de torero curtido, con fondo y pureza. El triunfador de una corrida que se recordará por el polémico indulto del “quinto” toro de Victorino Martín por Rubén Pinar.

El torero de Albacete no estuvo a la altura de las circunstancias. Ni serio y dispuesto durante la lidia. No quiso lucir al toro en ningún momento. Con la muleta todo fueron trallazos, pases en lineal, escupir al toro fuera del emboque, un ejemplo de lo que no hay que hacer frente a un toro, y mucho menos frente a un toro de indulto.

La polémica formada por el indulto ha sido por culpa de un torero incapaz de sacar la verdad de un toro. Nunca le bajó la mano, le exigió, le entendió, o le lidio como correspondía. Rubén Pinar no es un torero para estar en las ferias y mucho menos para estar con las corridas toristas.  Se le ha pasado el momento, y no sabe torear mejor. Lo peor que haya gente que le intente comprar su gesta.

Hace unos días, Morante de la Puebla decía algo sobra la “vergüenza torera”, muchos son los que deberían aplicarse el cuento. No tirar por los suelos a un toro, que no se pudo apreciar en toda su dimensión. Nos debes a todos los aficionados un toro Rubén. El toro tenía, tal vez no era de indulto, tal vez si, nunca lo sabremos porque no nos lo dejó ver para juzgar de verdad.

Que adelantas indultando un toro, si no has estado a la altura, y te ha pasado por encima como si fuera un tranvía. Al final, la culpa no es tuya, porque quien da todo lo que tiene no está obligado a dar más. Y la verdad que la vasija del arte está bajo mínimos. Una y no más Santo Tomás. Tauroemoción debería ir empezando a buscar a un torero de verdad para las corridas duras, y no conformarse con lo normalito. Dar boleto a Rubén Pinar debería ser el primer paso para plantear la temporada 2021.

Por Roberto García