El reportaje que anoche nos ofreció Movistar toros logró emocionarnos puesto que, el ganadero señor Javier Moreno, para su tentadero, eligió lo mejor para dicho menester y, lo más bello no fue otra cosa que dos toreros netamente artistas, Sánchez Puerto y Juan Ortega, si se me apura, dos hombres sin vitola de nada pero, con una carga emocional al conjuro de su arte que, nos quedamos boquiabiertos con dicho tentadero. Digamos que, el este evento pudimos admirar el ayer y el hoy del toreo puesto que, mientras que el maestro Sánchez Puerto está a la vuelta de todo, Juan Ortega aspira a la gloria, algo que debe de lograr porque lo que se dice condiciones las tiene más que sobradas.

Yo me quedo embelesado, tantos años después, viendo como el maestro Sánchez Puerto maneja los trebejos toreros, algo muy inusual en los tiempos que corremos; bendigo la hora en que me hice partidario suyo puesto que, desde aquel bello momento, mi alma ha tenido la oportunidad para estremecerse ante el arte inmaculado del diestro de Cabezarrubias del Puerto, allá por tierras manchegas de Ciudad Real. Siempre dije que fue todo un crimen, un atentado contra el arte por aquello de que el mundo del empresariado no consintiera que Sánchez Puerto llegara dónde en verdad merecía. Claro que, como él diría, estuvo “cinco minutos” en el toreo, pero le bastó y sobró para que, casi diez lustros más tarde sigamos hablando del maestro de su vida y de su obra.

Hoy en día, tantos años después, más de cuatro décadas es emocionante ver al maestro en tentaderos que, fijémonos, algo debe tener el agua cuando la bendicen; es decir, que los ganaderos se sigan acordando de Sánchez Puerto para esa función fundamental como es la selección de las vacas según su bravura, es algo emocionante. Los años, lo confieso una vez más, no han pasado para Sánchez Puerto, a las pruebas me remito. Confieso que pasé un rato divino, excelente, fantástico, viendo el tentadero citado en el que, una vez más, Sánchez Puerto ha sido el gran protagonista del reportaje que, junto a Juan Ortega, ambos diestros han dejado un recuerdo inolvidable.

Sánchez Puerto, pese a todo, me sigue recordando en estas actuaciones tan exquisitas que, el que suscribe no estaba equivocado por aquellos años ochenta en los que, como antes confesé, me hice partidario suyo. Han pasado los años, no sé las fincas que el diestro se habrá comprado, pero si puedo asegurar que, su arte sigue tan esplendido como el primer día y, como él dijera, hasta está toreando mucho mejor que cuando salió en hombros de la mismísima plaza de Las Ventas, escenario que, como el mundo sabe, lo impregnó de su torería algunas veces.

Los genios no saben de números, ni de cosas materiales, solo saben de arte que, en definitiva, es para lo que han venido a este mundo y, Sánchez Puerto no podía ser una excepción de todo cuanto digo. Antonio Sánchez Puerto lleva muchos años retirado pero, cómo será el calado que dejó en los ruedos, la estela de la que era portador que, tantísimos años después sigue siendo pura referencia para muchos ganaderos cuando quieren comprobar la calidad de sus vacas teniendo, como protagonista, un torero tan cabal como el manchego.

Como decía, los años no han pasado para el torero de Cabezarrubias del Puerto puesto que, su figura sigue siendo tan espléndida como en sus años fulgurantes. ¿Será inmortal? Seguro que sí. Las pruebas son evidentes y, lo que es mejor, contundentes. Hasta un parlamento nos ofreció el maestro en el citado reportaje en el que dejando parada a  la vaca que estaba toreando, parafraseó a Juan Belmonte en uno de sus axiomas más bellos para expresar lo que había sido su actuación frente a la vaca que tentó. Contaba Sánchez Puerto la anécdota que protagonizaron Belmonte y Joselito puesto que, una tarde, invitado Joselito para tomar café en Gómez Cardeña, ambos diestros estuvieron dos horas reunidos, fumándose un habano, pero sin mediar una sola palabra. El silencio era tan elocuente que, la señora que les sirvió el café les preguntó el motivo del silencio por parte de ambos diestros, al tiempo que Belmonte sentenciaba: “Pa qué tenemos que hablar si coincidimos en todo”

Ciertamente, no sé qué será mejor, ver torear a Sánchez Puerto o escuchar sus sentencias del alma, las que me ha obsequiado tantas veces que, con su permiso, ya puedo declarar que el maestro ha sido objeto de cientos de mis inspiraciones puesto que, tras escucharle, ¿quién es el valiente que no se inspira? Y si para colmo, previamente le has visto torear, narrar algo bello es lo más sencillo del mundo.

En la imagen el maestro Antonio Sánchez Puerto, torería al más alto nivel.

Pla Ventura