Es fácil que fluyan las palabras que de mi tintero salen cuando el protagonista de nuestro ejemplo a seguir es un malagueño que está muy presente en los pensamientos de muchos aficionados, y al que anhelamos ver en los ruedos.

Una persona ante todo humilde, figura del toreo que nos deleita cada vez que su entereza, su pureza y  su saber hacer, se plantan con ese semblante señorial y arrebatador ante cualquier encaste, demostrando con valentía que no hay ningún astado que le saque ventaja.

Nacido el 1 de enero de 1990, a sus 31 años nos demuestra día a día que es digno de admiración, embelesándolos con cada muletazo maravillosamente encauzando, hacia la búsqueda de una embestida que le permita trasmitir a todos los presentes esa capacidad de temple y torería que fluye muy dentro de él. Derrochando por cada poro de su piel la entrega incondicional a su profesión, a su público, a su vocación, por la que a pesar de todos los altibajos de su vida, lucha cada día sin pensar en otro fin que no sea superarse a sí mismo, sobrepasar sus expectativas de continuar con lo que realmente le hace feliz, con lo que consigue que su vida este llena de lo que le reconforta y conforta.

Quizás Mari Fortes, madre de nuestro protagonista, junto con Gaspar Jiménez, su padre, hayan sido responsables que la cuna torera de la que desciende Fortes sea un apéndice más de sus maneras, de su sentimiento y entereza en los ruedos, en los que deja patente su quietud a la vez que su ecuanimidad.

Sus 10 años de alternativa que tendrán lugar este agosto, son solo una confirmación más de su grandeza.

“Hay quienes se consideran perfectos, pero es solo porque exigen menos de sí mismos”. Reflexión con la que  “Hermann Hesse” hace que pensemos en la autoexigencia, la cual siempre Saúl ha tenido tan presente en su disciplina y rutina diaria, siendo muy  constante y estricto en la finalidad de sus actos, que son los que le llevan a conseguir sus metas con matrícula de honor.

Esa humildad que le caracteriza es la misma con la que ha salido adelante en los momentos más duros de su vida. Como la trágica cornada sufrida el 15 de mayo de 2015 en Madrid, que nos dejó a todos desencajados, temiendo las peores consecuencias, ya que las imágenes siguen hiriendo la sensibilidad de todo aquel cuya retina haya proyectado tal escena.

La mala suerte y después de una recuperación dura, hizo mella de nuevo en la carrera del diestro, siendo el 16 de agosto en Vitigudino, tan solo tres meses después del fatal percance en Las Ventas, de nuevo en la misma zona, y más espeluznante aún si cabe que el  suceso anteriormente acontecido, siendo 4 horas de intervención la consecuencia de una cornada muy grave que le llegó hasta la base del cráneo.

Todos esos percances, unidos a una recuperación costosa que duró más de un año a causa de una lesión en el tobillo, han sido los responsables de que haya habido momentos muy duros en la carrera del torero.

Pero el  pragmatismo con el que Fortes afronta todos los hechos acaecidos, es el responsable de que a pesar de que durante un tiempo viera desgastadas sus fuerzas, minados sus ánimos y  sobrellevando temas económicos, haya conseguido volver con más ímpetu que nunca, siendo los momentos en el campo los que le han hecho disfrutar y mentalizarse para poder preparar la pasada temporada 2020, aunque finalmente por la triste situación sanitaria que vivimos, no se hayan podido realizar muchos de los proyectos que tenía en mente.

El triunfo de una faena rotunda que consolide su carrera es algo que va más allá de las propias metas de Saúl, que es con lo que sueña cualquiera que considere que todavía le quedan muchas cosas por hacer, por demostrar, pero  a la vez también muchas cosas por aprender, y tanto a o más diría yo, que lo que queremos es que Fortes nos deje ser espectadores de “ese algo” que aún está por llegar.

Y nunca debemos olvidar como dijo O.Wilde que “Todos los grandes acontecimientos tienen lugar en nuestra mente”.

 

 

Por: Gabriela Martín

Foto: Andrew Moore