Y es que la temporada taurina 2019 va cogiendo forma, una temporada la cual personalmente después de la ilusión que me había imaginado, la cual parecía que al menos por fin habría bombo en Madrid, cual sorteo de lotería de navidad se tratara, sin imposición de empresarios y figureos de postín todo se quedó en nada y es que ya dice el refrán que los sueños, sueños son.

La temporada empieza de la misma manera que empezó la de 2018 y eso no es bueno. Cuando el tedio, la monotonía y la repetición se apoderan de una afición al final acabas desistiendo.

Casi 3 ferias y media de primera categoría ya anunciadas, de Sevilla esperábamos poco sinceramente y de Valencia aún menos y la gran decepción fue Pamplona. Sin variedad, sin toreros emergentes y sin pasos adelante de muchos toreros demasiado acomodados esto se pierde.

Que el mayor cambio tanto en Valencia como en Sevilla y en Pamplona sea solo de una ganadería ya es significativo de cómo está la situación, que en 2 semanas de feria de abril haya ganaderías que vayan 2 veces no se entiende y ganaderías como Juan Pedro Domecq con temporadas, estas últimas bastante paupérrimas.

Que en la feria del toro, así impuesta por los buenos Pamplonicas, empiece a reinar el monoencaste y se haya disipado la amalgama de ganaderías que al año tienen contadas oportunidades para meterse en ferias importantes es una decepción. Por algo se llama la feria del toro, la cual se ha devaluado hasta tal punto que empieza a carecer de interés.

Tenemos claro que la imposición de empresarios figureo y ciertos ganaderos están a la orden del día. Para ellos esto no deja de ser un negocio del cual el gran perjudicado es el aficionado y abonado. Los números lo dicen ya que año tras año el abonado tanto en Sevilla como en Valencia han disminuido en gran cantidad y ni las ofertas de última hora a antiguos abonados han despertado el interés.

Si la traca de Valencia y el «Jarte» de la Feria de Abril que este año será en mayo no fue poco, llegó el bombo de San Isidro solo faltaban los niños del colegio de San Ildefonso para sacar las bolas y cantar los premios. Pensé en un bombo de 30 ganaderías, 30 tardes y todos los toreros en él, un gesto de figuras y toreros dando un paso adelante para defender su profesión, nuestra afición. Pero el sueño quedó en nada.

El productor cedió a las presiones del figureo metió 10 corridas de puro monoencaste excepto una y las figuras entonces si dieron el paso adelante, algunas, porque otras ni están ni se les espera.

Las conclusiones que podemos sacar habiendo empezado ya la temporada 2019 en nuestro país, es que el asunto sigue igual, con el horizonte muy negro para el aficionado de verdad, la fiesta ha mutado, la algarabía, el verbeneo y el gin se han adueñado de un ritual en el cuál siempre ha reinado la paz, el respeto y la integridad, los cuales son valores que se han perdido. Y si los bastiones de Pamplona, Sevilla, Valencia y casi también Madrid han caído. ¿Qué nos queda?

 

Por Borja Garcia