¿El primer copiqueeeé…? La verdad es que el término en cuestión se las trae, porque menuda pinta tiene esta palabreja que bien podría ser el nombre de algún toro de esas ganaderías que en el futuro serán las parejas de baile en las figuras del toreo en la postmodernidad.

Y si hablamos del futuro, sólo podemos aventurar que la actividad profesional del copywriter está de moda porque se trata de un nombre pegadizo y porque en la era digital todo el mundo dispone de millones de smartphones, que permiten dar millones de impulsos en las millones de cestas de compra digitales, mientras nos tomamos un café tranquilamente o clicamos el pedido de algo que nos hacía falta mientras esperamos a esa cita que se retrasa.

Sin embargo, el copywriting como actividad existe desde que existe el conocimiento de que la escritura también es una herramienta útil para las relaciones comerciales, porque este ejercicio profesional y artístico consiste -ni más ni menos- que en la habilidad de escribir de manera persuasiva cualquier tipo de texto que aparezca en una página web, redes sociales o en los emails que envías, para conseguir que el cliente ideal realice una acción, bien sea de compra o de afiliación.

El trabajo de un copy consiste básica y formalmente en mejorar los textos comerciales y de contenido para vender más, en ayudar a cada cual en su pequeño negocio con el objetico de convertir Internet en una poderosa herramienta de ventas, a través de los emails, así como de las demás publicaciones en blogs y redes sociales, porque bien planteado estarás contratando para tu empresa a un comercial que trabaja 24 horas los 7 días de la semana.

La clave está en que el copy jamás debe desvirtuar la política comercial de quien pone en sus manos la confianza de tratar sus textos, adecuándose por completo al alma de cada negocio en cuestión y dedicando ese alma enteramente a ello, porque las empresas y tiendas taurinas ni pueden quedarse al margen, ni resignarse a que su único mercado sea el de los aficionados.

¿Prefieres un mensaje en abstracto o mejor entramos en detalles? ¿Necesitas ayuda para convertir un simple folleto de ofertas en un texto de ventas? ¿Importa la “hortografía” o es preferible el impacto? ¿Puedes permitir que tu empresa esté representada sin signos de puntuación? A lo mejor es lo que nos interesa, dado que los mensajes son instantáneos pero los resultados no lo son tanto. ¿Acaso somos gilipollas?, porque siempre queremos lo que no tenemos, y cuando por fin lo tenemos ya no nos interesa. ¿Y qué decir sobre la improvisación preparada concienzudamente para que resulte exitosa? ¿Cómo quieres que se reconozca tu marca? ¿Relacionada con términos técnicos o por el lenguaje coloquial? ¿Alguna vez te has parado a pensar por qué apenas nadie responde a tus correos electrónicos promocionales? ¿Te has puesto en el pellejo de tus clientes? ¿Les vendes únicamente a los búhos o también a las alondras? Ya sé que esto parece una tontería, pero no se le puede ofrecer ni lo mejor del mundo a un búho de buena mañana ni a una alondra durante la más bella puesta de Sol. ¿Por dónde tienes que tirar cuando no sabes por dónde tirar, pero compruebas como tus acciones de venta caen en terreno baldío una y otra vez?

Ponme a prueba y verás que nada tienes que perder. Envíame el texto de lo que pretendes sea tu próximo email masivo o tu publicación bomba para Instagram, y te ofreceré mi punto de vista para qué puedas decidir lo que deseas hacer con un nuevo diagnóstico. Tal y como hiciera Luis Miguel Dominguín, también yo levanto mi brazo señalando al cielo con el dedo índice, anunciando con chulería que soy el primer copywriter taurino. Posiblemente sin razón, lo mismo que aquel fenomenal torero.

José Luis Barrachina Susarte