Se llama José Luís Barrachina Susarte, es profesor, crítico taurino, literato, ensayista, guionista y, por encima de todo, amante de la fiesta de los toros desde su más absoluta verdad que, como el mismo confiesa, la misma nace junto a la grandeza del toro bravo. Saber que un hombre de tales características ha decidido formar parte de nuestro equipo, la dicha no puede ser mayor.

Barrachina Susarte ha escrito y colaborado en muchísimos sitios pero, al final, se ha decantado por nosotros que, defensores a ultranza de la más absoluta grandeza del toro en su acepción más pura, Susarte se siente como en su propia casa. Por deseo expreso de nuestro colaborador, semanalmente colaborará con nosotros con un sabroso artículo que, a no dudar, nos mostrará su verdad; sí, esa verdad a la que muchos le temen pero que desde su pluma, como sabemos, engrandece la fiesta de los toros y, sin duda, la propia vida. Recordemos el axioma: Solo la verdad os hará libres.

José Luís ha querido, por deseo expreso, que su sección la denominemos SUSARTE EN ESTADO PURO, algo que nos llena de gozo. No sabemos los motivos, pero sospechamos que, lo de Susarte, como su segundo apellido, fonéticamente suena muy bello. Es su decisión y la respetamos, como a su vez, semanalmente, le esperaremos con ansias inusitada sabedores de la grandeza de su pluma. Pero lo que contamos no son lisonjas nuestras, se trata de la verdad más apasionada por todo lo que hemos sabido y leído de este compañero admirable.

-Perdone que empecemos de este modo pero, como villenense, hombre de la cultura y crítico taurino. ¿Qué sintió usted cuando un indeseable como Esquembre, en calidad de alcalde, cerró la plaza de toros de Villena?

La pregunta es obligada allá por donde voy, y el calificativo que prefiero emplear para este hombre es el de imputado por prevaricación, nada más y nada menos. La sensación al tener prohibidos los toros en Villena por la vía de los hechos consumados ha sido de verdadero hastío, aun a sabiendas de que esto iba a terminar bien, porque en estas películas siempre terminan ganan los buenos. Y no quiero decir con esto ni que yo sea bueno ni que la victoria se haya producido, porque queda mucho trecho hasta que dispongamos de completa libertad para organizar una corrida de toros en Villena. Por cierto que me considero villenense, ya que es un gentilicio que acoge por igual a hombres y mujeres desde hace siglos.

-Por fin, José Luís, tras varios años de “sequía” taurina por los motivos que hemos dicho, este año hemos tenido el gozo de disfrutar de nuestra plaza. Y digo nuestra porque Villena es un lugar amado y, los alicantinos nos hemos sentido siempre solidarios con  dicha plaza. ¿Cree usted que ya estamos en el camino correcto para que ningún desalmado que se adentre en la política nos la cierre de nuevo?

Estamos en la casilla de salida y los tramos que se vislumbran son escarpados porque determinados complejos siguen presentes y lo que se consiguió el pasado septiembre fue gracias a la tenacidad y a que las sentencias judiciales aportaron un peso específico decisivo. Por decirlo de otra manera, si el anterior alcalde no estuviera en el banquillo me apuesto una caña a que no estaríamos hablando de la corrida del pasado día 7.  En otro platillo de la balanza y tras plantear la situación, al menos el actual equipo de gobierno villenense está mostrando capacidad de diálogo y ha demostrado total respeto a las leyes y procedimientos.

-Su último libro, DIAS DE VINO, TARDES DE TOROS, es una obra admirable. ¿Qué diría usted  de dicho libro para que todo el mundo tuviera curiosidad por leerlo?

Te agradezco esas palabras porque a un libro se le quiere como a un hijo, con lo mejor y lo peor en cada caso. Desde el Neolítico en prácticamente todas las culturas que han habitado por los arcos del Mediterráneo  se da el común denominador del culto al toro en celebraciones donde el vino también es protagonista de manera conjunta, estando en ambos casos la mano del hombre presente para ocuparse de la selección de ambas especies, por medio del acierto y del error desde miles de años antes de que la comunidad científica asumiese las leyes sobre la genética. Esto resulta ser una pieza clave para que el vino y el toro no sean comparables a ningún otro producto semejante.

-En su momento, señor Barrachina, fue usted guionista del concurso de TVE Saber y Ganar. ¿Qué le aportó aquella experiencia?

La televisión es nutritiva, como decía aquel conocido eslogan, y lo digo en todas sus perspectivas. Si nos referimos a lo inmaterial, el contacto con este legendario programa me aportó el trato con personas que merecen mucho la pena y que ahí siguen, la posibilidad de trabajar para un medio de primera con el reconocimiento personal que ello supone, así como un importantísimo bagaje cultural y de aprendizaje, gracias al cual cada jornada de trabajo me permitía descubrir nuevos datos a cada paso. Además, al tratarse de un equipo de personas de mentalidad libre, era frecuente que se formulasen preguntas sobre Tauromaquia, como se sigue haciendo actualmente y pueden comprobar los seguidores del programa.

-Queramos o todo lo contrario, amigo, en el mundo de los tenemos dos “bandos”, es decir, el del toro auténtico por el que luchamos los aficionados de verdad y el medio toro comercial que tanto gusta a las figuras. Al respecto, ¿de qué lado se decantaría usted?

Yo me decanto del lado del que toda la vida se ha decantado cualquier aficionado a los toros, incluyendo a las figuras del toreo de cualquier época -exceptuando la presente-, porque sin toro nada hay  y sin integridad en el toro hay menos que nada. Es precisa la diversidad de encastes para que se puedan apreciar las diversas tauromaquias, y todo ello aderezado con las variopintas idiosincrasias de cada plaza. Que un aficionado se atreva a pedir esto no significa que en todas las plazas se quieran corridas duras con trapío de Madrid porque en realidad es al contrario Cada tipo de toro debe estar acorde con cada plaza y con su integridad sin filtros, porque tan íntegro es un astifino como un astigordo si ambos salen a la plaza como los parió su madre, y el mismo interés tiene ver toros de diferente comportamiento en plazas de primera o de tercera, en cada cual con distintas exigencias como es lógico.

-La fiesta de los toros no atraviesa su mejor momento, al menos esa es mi percepción pero, si en su mano estuviera, ¿qué cambiaría usted para que la fiesta recuperara la grandeza de antaño? Es decir, ¿en qué fallamos para que la gente no vaya a los toros?

Creo que el panorama, siendo preocupante, no es tan malo como nos lo quieren pintar. Haciendo una comparativa fotográfica y de memoria parece que nunca se vio a tanta gente joven en los tendidos, nunca como ahora hubo en cada plaza un Tendido Joven, ni Tertulias Taurinas Universitarias, ni Clubes de Aficionados Prácticos… pero es verdad que todo esto está en la capa exterior de la esfera y es preciso reforzar el núcleo de la misma. Para ello hay unas medidas tan básicas como obvias, desde fomentar la retransmisión de corridas en TVE, que los propios aficionados hagamos escuela evangelizando sin piedad a nuestro paso, en los centros de trabajo y los entornos cotidianos, que donde ya se informa sobre toros aparezca el sentido crítico del que se está ayuno en este momento, que las personas famosas que son tomadas como ejemplo  muestren sin tapujos su afición, que los políticos se dejen de hipocresías… ¡es que hemos hecho una dejación de funciones tremenda!

-Yo sostengo, José Luís, que tenemos dos tipos de fiesta como antes le comentaba puesto que, mientras unos pocos disfrutan de todos los privilegios, el resto pechan con las más fea. ¿Qué pasaría, amigo, si pusiéramos en un cartel a Morante con los toros de Miura y a López Chaves con una de Juan Pedro? ¿Cree usted que de dicho modo encontraríamos la auténtica valía de cada cual?

Eso es lo que han hecho las figuras de todos los tiempos, elegir por derecho de mando pero dentro de eso competir con todos, ante todos los toros y en todas las plazas. ¿Redactamos la lista de figuras del toreo actuales que cumplen con estas premisas?

-Sabedor de que usted ha tenido, por mor de su talento, ofertas de otros portales y sin embargo, usted se ha decidido por nuestra casa. ¿Qué le ha motivado de nuestra página Web?

La garantía en la independencia del medio y la confianza en las personas del equipo, por supuesto.

-Si no recuerdo mal, ha escrito usted varios libros de toros. ¿Quiere hablarme un poquito de todos ellos?

Uno va cumpliendo años y eso hace que el curriculum se vaya haciendo grande, ja ja ja, pero al final todo es intrascendente. En 2011 gané un premio con un ensayo titulado Estampas Taurinas Villenenses y ese mismo quedé finalista del Premio Azorín, ese que organiza Editorial Planeta y que es tan querido en nuestra tierra, pero aquella novela no llegó a publicarse y quizá por ello la quiero tanto. En 2015 quedé finalista del Premio Hemingway con una novela corta que tampoco se publicó, lo que muestra una carrera en plan maletilla de tapia en tapia. Después publiqué por mi cuenta “Un botijo entre toallas” en el que busqué mostrar los laureles del matador desde la óptica leal del mozo de espadas, a continuación en formato digital “El hoyo de las agujas”, con aire de novela negra y un crimen en la Maestranza. Por último el de este mismo año que estuvimos comentando al comienzo de la entrevista. Bueno, y el próximo que ya espera sobre la mesa de un par de editores con los que espero entenderme, aunque con uno basta.

-¿Qué les motivará a muchos taurinos aquello de hacer fechorías cuando por el camino recto todo les sería más fácil? Y, lo más sangrante de todo es que luego se quejan cuando reciben nuestras críticas.

En todos los sectores debe obrarse lo más recto posible, salvo verdadera causa de fuerza mayor y no por vicio.

-Un toro puede salir bueno, malo, regular….como fuere, pero siempre que sea un TORO. Pero mire, hablando de toros, un señor llamado Justo Hernández, criador del toro acorde con las figuras, hasta decía que había que suprimir el reglamento Taurino. ¿Hacia dónde nos lleva semejante dislate?

Da la sensación de que algunos ya dan por muerta la fiesta de los toros y tratan de aferrarse a un pan que seguro es de hambre para mañana. Los actuales reglamentos requieren una profunda, sincera y eficaz revisión. También diría que unificación, pero esto no puede hacerse sin el consenso absoluto de todos los implicados y en los que el objetivo no puede ser otro que la defensa del espectáculo que se hace para el espectador. No podemos dejar de lado a quien paga las facturas.

-¿Por qué cree usted que los taurinos nos tratan a los aficionados como si fuésemos retrasados mentales?

Lo hacen y debe ser que damos muestras de parecerlo porque de otra manera no puede entenderse. No se me ocurre otro negocio en el que traten tan mal a sus clientes. Si nos dedicásemos a llenar las plazas que se lo merecen y ni siquiera nos acercásemos a las indecentes otro gallo cantaría…

-Los empresarios se quejan de nosotros, los que ejercemos la crítica, de que les expliquemos con mucha claridad el fraude que supone lidiar esos animalitos indefensos para uso y disfrute de las figuras. Por el contrario, Miura no recibe nunca una crítica negativa. ¿Dónde cree usted que está la diferencia, entre Miura o cualquier hierro auténtico con la llamada “rama” Domecq?

Miura ha mantenido una línea de selección casi inalterada desde su fundación, tanto en trapío como en comportamiento. Esto mantiene su tanto su leyenda como las estampas de sus ejemplares, iguales a los de ahora desde los antiguos dibujos del XIX. Me atrevo a decir que es el único encaste que conserva esta peculiaridad.

-¿Será que los que nos creemos en posesión de la verdad por aquello de defender al toro somos unos utópicos sin sentido que no sabemos ver la “verdad” de la fiesta como la ven las figuras y sus acólitos?

La Tauromaquia es un piano con muchas teclas, cada cual tiene su opinión y verdades las justas. Aquí la única verdad debe estar en el toreo, pero con variedad de encastes, integridad, competencia entre los diestros, cuando sin todo esto la presunta verdad está distorsionada. Nunca se puede desmerecer a quien se pone delante de un toro, pero demasiadas veces estamos muy lejos de lo que debería ser un festejo taurino. Además el que paga aquí no exige porque no siempre dispone de un criterio formado y le resulta difícil encontrar fuentes de aprendizaje distintas a la opinión única de los comentaristas habituales, que –por ejemplo- llaman estocadas a los bajonazos y tapan miserias que deberían ser curadas a los cuatro vientos.

-Dentro de apenas nada ya empezará el baile para las primeras ferias del año venidero. ¿Qué cartel formaría usted para que el mismo tuviera el beneplácito de todo el mundo?

Algunos de los que yo incluiría mucho me temo que no gozarían de la aceptación del gran público en este momento, pero seríamos muchos los aficionados que disfrutaríamos en una feria con toros de encaste Domecq, Núñez, Atanasio, Santa Coloma, Saltillo… y diestros como Román, Curro Díaz, Emilio de Justo, Octavio Chacón, Ureña, Urdiales, Rafaelillo, Talavante, Juan Ortega, Ferrera, Roca… se podrían dar unos ciclos interesantes con unas adecuadas combinaciones de estos toros y toros, más quienes se hayan podido quedar en mi mala cabeza. Perdón.

-¿Quién cree usted que le hace más daño a la fiesta, los taurinos o los antitaurinos?

No sé si se trata de la cantidad del daño sino que este se produzca tanto desde dentro como desde fuera. Allá todos ellos.

-No falta quien afirma que a la fiesta de los toros, como tal, le quedan cinco minutos. ¿Qué deberíamos hacer entre todos para salvar la fiesta?

La fiesta es eterna por eso debemos cuidarla como la gran herencia que hemos recibido y que legaremos a nuestros hijos y nietos.

-Añada lo que su corazón le indique y, recuerde que esta es su casa.

Muchas gracias, Luis. Me siento muy honrado de estar aquí.

Pla Ventura

En la foto, nuestro entrevistado, José Luís Barrachina Susarte, el que será nuestro invitado semanal a partir del sábado próximo.