«Chaparrito» de Adolfo Martin galardonado con el premio al toro mas bravo de San Isidro 2018

Una vez concluida la temporada taurina europea, es inexcusable hacer balance sobre cómo ha evolucionado en los nueve maravillosos meses que dura, tan rápidamente transcurridos. Con tal de poder llevar a cabo el estudio y análisis más exhaustivo posible, este humilde proyecto se dividirá en cuatro bloques: ganaderías, toreros, novilleros y demás cuestiones, más bien indecorosas, que se hayan dado en su transcurso. Como no podía ser de otra forma, es obligado iniciar el balance por el protagonista y piedra angular de tan singular arte: el toro.

Por la extensión de la ganadería y la regularidad sostenida, más allá del modo de selección y del concepto que le es propio, la vacada triunfadora es, sin duda, la de Núñez del Cuvillo. Sus éxitos se han extendido desde Valencia hasta Zaragoza. Así lo concluyeron también los jurados de la Feria de San Isidro. Hubo un garbanzo negro, y negro azabache: Bilbao. La falta de fuerzas y el descaste de los animales que por el ruedo bilbaíno se arrastraron, con las lenguas blanquecinas por el ruedo, fueron un espectáculo verdaderamente bochornoso. Sin duda, las vísceras de los mismos deberían haberse enviado a analizar, y si se hizo, la afición tiene el derecho legítimo a conocerlo. Los éxitos de esta ganadería se han dado tanto en toros sueltos como en corridas completas. Dentro de este segundo grupo, las dos de Madrid y la de Zaragoza son el máximo paradigma. Tampoco puede obviarse la de Sevilla, que gozó de menos fuerza.

Torrestrella ha vuelto a demostrar el buen momento que atraviesa, por el lado del poder y de la casta. Bilbao fue el lugar donde don Álvaro Domecq volvió a reivindicarse. La Junta Administrativa tuvo a bien repetir la vacada tras el éxito de la temporada 2017. Destaco esto porque ha sido la excepción. Cosos de no tanta categoría, donde Torrestrella triunfó el pasado año, no han tenido semejante comportamiento. ¿Por qué? Será problema de la casta. Lo cierto es que pierde la afición, real y potencial.

El Puerto de San Lorenzo ha cosechado un ejercicio más que satisfactorio. Si bien es cierto que no ha lidiado corridas completas, de cinco o seis toros, sí ha corrido ejemplares de notable alto en plazas de suma importancia: Madrid y Pamplona, con dos grandes “Cuba”. Esta ganadería sufrió un significativo bache en cuanto a la fuerza se refiere. Sin embargo, el momento actual de la ganadería es la recuperación de tan añorado poder, y añadiendo casta a los ejemplares.

En el ámbito más torista, empieza a vislumbrarse un relevo más que justo en este apartado. Miura, Victorino y Adolfo, este último sobre todo con algunos toros interesantes, han entrado en un proceso de degradación de sí mismos. La falta de fuerzas y de casta ha sido la tónica general en la mayoría de las corridas que han lidiado. Ha habido, sin duda, toros para el recuerdo, sobre todo “Chaparrito” de Adolfo en San Isidro. Sin embargo, la casta de estos ejemplares sueltos no es suficiente para cubrir las lagunas que han dejado en otras Ferias. De las ganaderías toristas, no se espera clase, obediencia, ritmo… sino casta, poder y bravura. Por desgracia, en estas tres vacas, brillan por su ausencia, sobre todo en el caso de Miura. Por suerte, no todo puede ser malo. Algunas vacadas están llamadas a tomar el testigo de las anteriores. Valdellán, en el mes de septiembre, lidió en Las Ventas dos ejemplares encastados y poderosos, dos de tres. Tras muchos años de triunfos en Francia, confirmó lo que se pregonaba desde el norte de los Pirineos. Saltillo demostró, una vez más, ese carácter bipolar de sus reses: corrida dura, por mansa, en San Isidro; un ejemplar de ensueño y otros interesante, sin olvidar la novillada, en septiembre.

Dentro del apartado torista, Baltasar Ibán ha vuelto a dejar intacto su crédito de cara a la afición. Prieto de la Cal ha disfrutado de diversos triunfos en el norte español, generando una gran impaciencia en los aficionados para verlos en plazas de mayor fuste. A ver si este año le sirve alguno a Florito… Dolores Aguirre no tuvo su año en cuanto a los cuatreños y cinqueños, pero sí dejaron buenas sensaciones los utreros… A ver si esos utreros mantienen las mismas aptitudes que sus hermanos de camada cuando cumplan un año más. El Raso del Portillo ha vuelto a dominar en Francia, con ejemplares que han derivado desde la casta hacia la clase, no dejando a nadie indiferente. Aún se cantan las cinco entradas al caballo del Fraile en Céret…

Son muchas las ganaderías y los toros dignos de mención, como los de Garcigrande que desbordaron a Ponce y a Manzanares en Madrid y Bilbao, respectivamente. Son muchos y por no querer aburrir demasiado al lector no nos podemos prolongar en exceso. Por ser optimistas, no vamos a profundizar mucho en lo más oscuro de la temporada. Lamentar la decisión del Conde. Y preguntarse por qué no toman la misma determinación los Matilla, Zalduendo y el Vellosino. Ganaríamos todos.

 

Por Francisco Diaz