Nos situamos en el año 2014 en Vic-Fezensac en la última corrida de la feria donde los pupilos de Doña Dolores Aguirre eran los encargados de cerrar la feria. Y como broche final salió por la puerta de toriles un torazo con el N°15, negro de capa, de escalofriante presencia y con un arrogante comportamiento se adueñó del ruedo en apenas unos segundos.

«Cantinillo» empezaba a arrancarse a los burladeros con el rabo en alto pero el pupilo de la doña se acercaba a las tablas con la mirada puesta en el callejón, los tendidos exclamaba pensando que saltaría. Pensamientos que acabaron cumpliéndose cuando «Cantinillo» intento saltar al callejón sin éxito. Primer aviso de lo que se avecinaba.

Se estrenó en el caballo con una alegre arrancada, un puyazo breve y una pelea donde hizo mención de tira al caballo. En el segundo puyazo «Cantinillo» se desentendida de la pelea y seguía mirando por encima de las tablas. Se colocó una tercera vez y acudió lentamente, pensandoselo, pero embistió con los cuartos traseros en el aire, rabo en alto aunque la pelea fue efímera. Recibió un cuarto puyazo de las mismas características que el tercero. Y se puso una quinta y última vez, encuentro en el que el caballo acabo rebozado de arena. «Cantinillo» se arrancó en corto a por el jaco, con fuerza, derribandolo y embistiendolo en la arena. El caballo consiguió levantarse pero el de pupilo de la doña ya había fijado su objetivo en el y se arrancó a por el. Con un coro de gritos de emoción de fondo el caballo sin jinete agunataba con la ayuda del monosabio las embestidas de «Cantinillo».

En el ruedo ya se podía palpar la tensión, la emoción e incertidumbre de todos y el terror de algunos. En el tercio de banderillas «Cantinillo» perseguía hasta las tablas a sus oponentes.

Y llegaba el último tercio donde la emoción llegaba a su máximo esplendor. «Cantinillo» se acercaba lentamente, pensando, a Alberto y cuando lo veía claro se lanzaba a por la muelta con la cabeza gacha y el rabo alto.
Se escuchaba por los tendidos «coge la espada y matalo» esa hubiese sido la vía rápida y la más fácil, pero gracia a Dios Alberto optó por la otra vía, la de lidiar. Se colocó en los medios y volvió a plantarle cara a «Cantinillo» con una clamorosa ovación de fondo. Y lo que al principio parecía casi imposible se hizo realidad, ahí estaba Alberto, ligando y sacandole pases a aquella fiera. Un binomio de lo más interesante y una faena de mucho mérito donde el pupilo de la doña iba a matar y no perdonaba nada de nada.
Faena que terminó con una buena estocada, una oreja que supo a poco, pitos hacía la presidencia y una clamorosa ovación para el gladiador.

«Cantinillo» un encastados manso que murió con la boca cerrada y brindó emoción pero sobretodo peligro a todos los presentes.

Por Ana Mateo