Hoy os presento a estos dos toros «Imperador» y «Verdejo», dos copias casi perfectas. Y digo casi porque a pesar de compartir un mismo pelaje y hechuras a estos dos toros los separan una brecha de 105 años. Dos copias casi perfectas de dos casas ganaderas distintas; «Imperador» de Don Fernando Pereira Palha y «Verdejo» de Duque de Veragua. Dos copias casi perfectas que compartieron un mismo origen: la casta vazqueña.

Una, de las muchas, maravillas de los toros de casta vazqueña es que pueden presentar una multitud y sin fin de capas, pero hay varias que delatan su origen, entre ellas está de aquí.
Ensabanado, berrendo en negro, capirote y botinero, la capa características de los pupilos de Don Fernando Pereira Palha. Una capa que como os enseñaré próximamente la podemos encontrar en otras ganaderías de casta vazqueña.

Y personalmente creo que representan a la perfección como es el toro vazqueño, sobretodo «Imperador» con esa expresión que infundía terror a cualquiera.

«Imperador» además tuvo el comportamiento característico de los toros vazqueños, un toro duro, complicado, que si tenía una oportunidad de coger a su oponente, lo cogía y no lo soltaba. Bien lo sabe Use que se llevo más de un susto, algunos revolcones y golpes.

Un toro no tiene que dar miedo, un toro debe de dar miedo. Aquella mañana los que hicieron frente a «Imperador» acabaron con las prendas rasgadas, llenas de arena, y más de un recuerd en forma de moratón.

Las explicaciones se suelen olvidar con el paso del tiempo pero las imágenes perduran más. Así que ahí tenéis un ejemplo de como tiene que ser un toro de casta vazqueña, en cuanto a morfología y comportamiento.

Por Ana Mateo