Y Dios, cansado de los españoles, creó al PSOE y dijo: ¿Puedes superarlo Satanás?

Y Satanás respondió: ¡PODEMOS!

Hace  algún tiempo leí en uno de los libros que forman mi extensa biblioteca: “el delicado canto de la alondra es sinónimos de pena; el reclamo de la golondrina, una rítmica carrera de dos notas, el cantar del mirlo, un silbido de vuelta al hogar”

Sentada en la silla del despacho, frente a la pantalla del ordenador en blanco, escucho el trinar de la alondra, me levanto rápidamente, en el salón, posada en la barandilla allí estaba. Detengo mi apresurado caminar, miro a través del cristal de la ventana, apoyo los brazos sobre el umbral y…  me dejo acariciar por el canto. Ella es libre, yo vivo confinada, abro la puerta lentamente a fin de no asustarla. Mitiga el desasosiego que me invade.

Sus notas quedan mudas al oír la voz de Sánchez: las empresas cierran. Al rato, no dando tiempo a superar el improperio, España va conducida a más y más paro. ¡Zas! un * indica que el culpable no es un gobierno agitador de masas, no, es el Partido Popular. Este es el gobierno que conminaba hace siete meses que las AA gastaran menos en Sanidad, porque no cuadraban las cuentas. En Madrid -la  joya de la corona-  todo iba bien para el ciudadano, ahora resulta que por ser capital de la nación, ciudad abierta, a la que llegan diariamente (llegaban) millones de ciudadanos de todo el mundo, es la culpable del desastre de la pandemia,  lo que no han sabido gestionar desde el desgobierno, infectan al PP.

La fragilidad de la alondra, me representó a la delicada escritura, grabada en el muro por las de la Parcas. Mí alondra, dejó el trino, quizá en su pequeño cerebro escuchó: A los sanitarios los envían como cordero al matadero. Ellos cuales narcisos Iglesias y Sánchez, no admiten la culpa. Señor Presidente y vice, Iglesias Turrión, todos los españoles estamos cumpliéndolo las normas que nos han impuesto, Iglesias saltó la cuarentena -apoyado por Simón, caos especiales- en 7 ocasiones, Sánchez…  las que haga falta, teniendo la familia contagiada.

¡Ay éste 8 de marzo! no pasará al historia como “El día de la mujer”, no, será el domingo negro en la historia de España, de allí salió la bomba contagiante.

Recuerdo a Pablo de Tarso, una luz -después de haber sido perseguidor de cristianos- le tiró del caballo y se convirtió. Harán falta muchas luces para que ustedes se conviertan, dejen de manipular imágenes, mostrando, féretros hacinados en las residencias geriátricas, ni el idílico paseo entre Ayuso y Casado.

Me pregunto “¿cómo pudimos llegar a esto?”, a la vez me respondo, por culpa de los costaleros que mantiene Sánchez. Solo ustedes son los culpables ¡solo ustedes!

Isaura Díaz Figueiredo