«Todos a hombros en una triunfal tarde en la plaza de toros de Alcaraz»; éste podía ser el título del festejo manchego, en la pequeña plaza de Alcaraz; una plaza con las dimensiones y limitaciones que pueda tener cualquier plaza portátil. Ambiente absolutamente festero, con una gran entrada de público, en la festividad local de la Virgen de Cortes. En realidad, es extraño contemplar un festejo de Castilla-La Mancha donde no exista esa atmósfera alegre y entregada, absolutamente generosa para con los toreros actuantes. Y nadie echa en falta a don Julián López, ni al genio de La Puebla. Los públicos manchegos son felices con los suyos, y ayer pudimos comprobarlo una vez más. A excepción de los pasodobles, todo tuvo el sello de la tierra: los toros de la ganadería «Los Chospes», con origen Daniel Ruiz; aunque también tiene algo de Luis Algarra. Los actuantes, también de la tierra, y para finiquitar, la retransmisión fue de Castilla La Mancha-Media.
En realidad, y como tantas corridas actuales, el resultado total parece más bien el de un festival. Las presidencias tienen, cada vez más, apariencias de tómbolas de feria. Ayer, Miguel Tendero, después de acabar con su segundo al tercer intento, apenas esperaba un trofeo. Así lo dijo al entrevistador nada más enjuagarse las manos y rostro. Sin embargo, el presidente, tan generoso como Peter Calígula Sánchez con los separatistas, le regaló otro despojo del toro.
También Pedro Marín recibió su premio de manos del usía después de liquidar a su primero de un tremendo bajonazo. Lo destacable es que tanto Andrés Palacios como Pedro Marín son toreros veteranos, pero con un escaso bagaje en las últimas temporadas. Aun así estuvieron en profesionales, como si llevasen treinta festejos a las espaldas. Miguel Tendero, en cambio va más cuajado de actuaciones, sabiendo que entró en una nueva etapa profesional, junto a su apoderado Alfonso Romero con el fin de reencontrarse con aquel Tendero que indultara a «Rayito» en Barcelona. Y así lo quiso expresar en su primer toro, en una faena intensa donde él puso la raza que le faltaba al toro. Por momentos, hasta nos recordó a un juvenil Espartaco cuando cerraba sus faenas.
Había expectación por ver los toros del ganadero extremeño, residente en la comunidad castellano manchega, Fernando Moreno. Ahí andaba Daniel Ruiz, atento al desarrollo del festejo, y explicando por enésima vez lo sucedido con sus toros en Gijón, por mor de una aventajada alumna del mencionado Calígula español. Los toros de Los Chospes tuvieron una buena presentación, estando un punto por encima de una plaza de tercera. Luego, acudieron con bravura a los caballos; incluso en los primeros lances de muleta tuvieron esa impronta, pero después adolecieron de fondo, puede que de raza. Ninguno de ellos rompió y les falto mayor transmisión.
Con ese material, los actuantes quisieron ofrecer mucho más contenido al público presente, pero no pudo ser. En banderillas destacaron, José Otero, Carlos Pacheco y Julián Gómez Carpio. En definitiva, un festejo entretenido que nos abre la puerta de la esperanza a un revivir de la tauromaquia, aunque los regalos presidenciales puedan devaluar el espectáculo. Así como vemos esa moda que se da en casi todas las retransmisiones televisivas: aprovechan el tercio de varas y la labor de los banderilleros para ofrecer entrevistas de algún que otro personaje. Como si estos actos de la lidia apenas tuvieran interés e importancia. Puede que en un futuro inminente, el presentador de turno nada más ver salir al picador suelte aquello de: en estos precisos momentos damos paso a la publicidad. Y si hablamos de banderillas y tratándose de una plaza de tercera, sólo se colocaron dos pares a cada toro, hurtándonos el tercero. Es otra moda más…..
Toros de Los Chospes.
Andrés Palacios, oreja y oreja
Miguel Tendero, oreja y dos orejas
Pedro Marín, dos orejas y oreja
Giovanni Tortosa