Cuando el espectáculo es arte y el arte es cultura, se une todo en una sola figura ese es Diego Ventura.

Inconmensurable su valor, su forma de entender el toreo, un toreo a caballo que va más lejos si cabe de la delgada línea que separa el sueño de la realidad. Sueño al que nos transporta en cada una de sus faenas y realidad con la que nos despierta del sueño entregándonos hasta lo más profundo de su alma.

Binomio perfecto el que forman jinete y caballo cada vez que se funden en un solo ser para transformarse en el prodigio que con el paso de los años ha llegado a ser.

Tan importante son sus inicios en su carrera como la figura de su padre, quien dedicó su vida al rejoneo y a la doma de caballos,  y quien tuvo la suerte de conocer a los hermanos Peralta con los que se vendría a España y así poder dedicarse a lo que más ansiaba en la vida.

Joao Antonio Ventura fue entonces uno de los responsables de la afición que se iría despertado en su hijo hacia los caballos.

Ángel Peralta fue quien por primera vez le dijo: “¿Quieres darle una vuelta a una vaca?”, con tan solo 6 años empezó a cultivar su virtud y su talento, del que buena parte también era innato.

<< El conocimiento empieza en el asombro>> “Decía Sócrates”, es por ello que el asombro que sentía Diego Ventura al descubrir que cada día necesitaba más a los caballos, le incitó a seguir conociendo más ese mundo del que siempre tuvo claro que quería ser rejoneador.

Los inicios que no fueron especialmente fáciles y son los responsables de curtir a un rejoneador de categoría, donde los primeros momentos, esos primeros momentos difíciles, secundaron su posterior trayectoria, haciendo relevante su afán de superación, su dedicación y su verdadera vocación.

Después de un trabajo duro de momentos para recordar y otros no tanto… como en toda profesión que se tercie, Ventura ha conseguido consolidar su posición en el rejoneo, y es a partir del año 2008 cuando desde entonces sus éxitos se han convertido en triunfos, gracias a lo cual, ha podido formar una cuadra sobresaliente, en la que el entreno diario y el mimo son otras de las claves de sus sublimes caballos.

Solo admiración es lo que procesa el buen aficionado ante quien desde la más profunda humildad ha conseguido llegar a lo más alto… Madrid, Sevilla, Barcelona, Málaga Valencia, Barcelona… todas ellas han sido testigos de los grandes éxitos de un Diego Ventura entregado a su público y a su pasión.

“Hay ciertas cosas que para hacerlas bien no basta haberlas aprendido”, cuanta razón en las palabras del filósofo Séneca, y cuanto tienen que ver en muchas circunstancias de la vida, sin pasión y sin práctica de poco sirve el saber. Es por ello que la pasión, la práctica, el trabajo, el entreno duro y  la entrega entre otras cosas , son las claves en la rotundidad y la excepcionalidad de su rejoneo con el que nos deleita de manera incesante nuestro gran Diego Ventura.

 

Por Gabriela Martín.

Foto: EFE.