Como la mítica película del oeste, que lleva por nombre el bueno, el feo y el malo, hoy los 3 toreros han tenido percances con los toros de El Pilar, un herido, un volteado y un arrollado. Una tarde dura para la terna, donde Gonzalo Caballero recibió la peor parte. La cruz volvió a caer para el torero de Torrejón. Últimamente es una costumbre que riegue Madrid con su sangre, el precio de buscar la gloria. El precio de ser torero.

Una corrida dura, difícil, con algunos mansos, genio, con un punto de casta y enrazados. Una corrida con muchas teclas que tocar. Hubo algún toro que tuvo clase en su embestida. Un toro no puede ser perfecto, ni totalmente toreable, ni predecible, un toro es un animal salvaje, con virtudes y defectos. Con eso un torero tiene que intentar componer una faena. Porque hoy ha sido una corrida más para el aficionado, que para el torero. Y eso, a veces, después de tantos toros canonizados se agradece.

3 toros le tocaron torear a Juan del Álamo – uno de más, el sexto, por el percance de Caballero- 3 toros para intentar cerrar la bocas sus criticos, porque hay vueltas al ruedo que cambian la vida a un torero, pero este no será el caso. El mejor el primero, donde también resulto volteado sin consecuencias, y avisaba de la dureza de la tarde. Tarde para toreros machos, porque estos toros no iban a dar facilidades y en ocasiones iban a pedir el carnet. En su primero intentó torear dando el pecho, pero escupía al toro para fuera, la colocación no fue unida a las ganas, y pese a la transmisión que mantenía el toro, el torero no llegó a conectar con el tendido, ni una sola tanda limpia logro sacar. En el cuarto, fue un toro más soso, en el que hubo mucho pico y pocas nueces. En el sexto, un toro que buscaba y no precisamente tesoros, le dejó de mandar, se limito a verle pasar y casi se lo come. Una tarde para demostrar mando y su faceta lidiadora, y eso justo fue lo que falto en sus 3 faenas. La espada fue muy mal manejada en toda la tarde. Entre bajonazos y estocada tendidas estuvo. Hay batallas que se gana y otras que se pierde, sin llegar a ser una derrota, porque sacó casta torera, el toro en ocasiones estuvo por encima. Vuelta al ruedo. Silencio y Silencio.

José Garrido, ni vio, ni quiso ver, ni supo lidiar, ni tampoco le tocó el lote. Faenas complicadas, donde los mantazos, y el peligro estuvieron todo el rato presentes. Poco o nada pudo sacar de potable. Mal con los aceros. Silencio en ambos.

Gonzalo Caballero tuvo en sus manos el mejor toro de la tarde, un toro difícil en los primeros tercios, que fue a más en la muleta, combinado con nobleza. Gonzalo tuvo actitud, por momentos le falto quietud y cuando estuvo centrado le consiguió sacar lo más destacable. Entre a matar en corto y por derecho y el toro lo prendió de muy mala forma.

Antes de empezar el tendido siete protesto al presidente con un par… de razones. Ante un presidente incompetente lo mejor es protestar. Porque el que calla otorga y ya está bien que tomen al aficionado por tontos, haciendo y deshaciendo a su antojo, y en este caso me refiero a toreros y empresarios.  Una buena protesta pondrá a muchos en su sitio, que los tendidos tienen voz, y no por callar uno es mejor aficionado. Levantar la voz es la única forma a veces de luchar contra el sistema y su corrupción, o en este caso, contra el triunfalismo presidencial.

Roberto García