Bellalucia y Carpio son los dos hierros que tiene Julián Carpio cerca de la capital madrileña. Cerquita de la plaza de toros de Las Ventas, el sueño de todo ganadero. En la época del covid, los ganaderos son los más damnificados por esta grave situación. Aunque el espíritu romántico y bohemio hace que aprieten los dientes, y sigan luchando ante la incertidumbre del futuro.
Una ganadería pequeña pero cimentada en una gran afición. Son 120 vacas las que mantienen viva la pasión de este joven ganadero. Una amalgama cromática que hacen relucir sus procedencias. Al final, la sangre de Osborne, cuvillo, Torrestrella y Indarte y Freixo corren por sus venas.
La ganadería de Bellalucia está formada por la procedencia de Cuvillo vía Osborne y Laurentino Carrascosa vía Torrestrella. A su vez, los famosos “carablancas” que son del hierro de la ganadería de Carpio está formada por las sangres de Giménez Indarte y El Freixo. Varias procedencias, mismo objetivo, buscar la bravura.
Para esta temporada cuentan con 15 utreros y 20 erales. Posiblemente puedan lidiar una novillada picada en algún pueblo de la comunidad de Madrid. Y si la pandemia lo permite, tal vez un par de novilladas sin picadores.
Paso a paso, el sueño de la ganadería se va haciendo realidad. Intentando imprimir su personalidad a sus pupilos. Siempre luchando por hacerse un hueco en un mercado, cada vez más difícil de acceder.
Por Juanje Herrero
Fotógrafos Pascual Richart y Javier Sánchez Corcoles