Según informa el periódico de Aragón, tras un proceso de negociaciones que se remontan a varios meses atrás, la plaza de toros de Tarazona cambia de manos. El empresario turiasonense Juan José Vera acaba de hacerse con el 85% de las cuotas aglutinado en diferente porcentaje por las familias Aparicio, Basurte y Aísa y da por seguro un 5% adicional. Bien es cierto que el preacuerdo todavía no ha sido elevado a documento público pues entre los minoritarios podría haber titulares incluso fallecidos pero de cuyas actas de inscripción podrían derivarse obligaciones y también derechos como la preferencia de adquisición, caso poco probable. La operación, en lo práctico, estaría cerrada.

La propiedad, constituida como un condominio (copropiedad o comunidad de propietarios por cuotas) pasaría de facto al comprador quien ha proyectado un ambicioso plan por fases que pasa, en primer lugar, por conseguir dar toros el próximo mes de agosto con motivo de las fiestas patronales y con un cartel de máximo nivel.

Esas ambiciones giran en torno a un propósito global en el que no se descarta «la creación de una escuela taurina, un museo taurino o la celebración de cualquier otro tipo de espectáculos», afirma Vera. «Además, hace unos años adquirí un palacete en la Avenida de Navarra, muy próximo a la plaza de toros, que bien podría convertirse en un hotelito y tener un cierto aire taurino, complementario con la actividad del coso», recalca.

«Mi ilusión es tanta –abunda el comprador– que yo entraría la semana que viene a desbrozar toda la hierba que ha crecido en el ruedo y en los tendidos. Digo más, en un mes iría más allá, comenzaría a picar. Me encantaría celebrar, por ejemplo, la fiesta de la peña taurina con 20 vacas de Santiago Domecq, Fuente Ymbro o Jandilla, vecinos de mi finca de Jerez. Las metemos en un camión ¡y listo!».

El coso, que fue inaugurado el 23 de agosto de 1870 por Salvador Sánchez Frascuelo lleva inactivo casi una década. En sus momentos de mayor esplendor el torero y empresario Justo Benítez llegó a programar una feria de hasta cinco corridas de toros. Hazaña o temeridad, el mercado reguló por sí solo el número de festejos quedando en dos o tres corridas de toros.

Tarazona celebró su última feria en 2013 y su plaza permanece inactiva desde 2014 en que los servicios técnicos municipales negaron las licencias preceptivas debido una serie de deficiencias estructurales. Según su informe, el edificio no cumplía la normativa de seguridad y protección contra incendios, entre otros requisitos. Ya en 2012 se había producido un derrumbe en la zona de presidencia.

Juan José Vera es más optimista y su determinación tiene soporte en un informe pericial del que desgrana una serie de aspectos fácilmente subsanables «con actuaciones más o menos menores que se arreglan con dinero, pero que no afectan a la solidez estructural del edificio, que es lo principal. La cuestión es cumplirlos para poder obtener los visados de apertura», concluye.