La primera corrida de toros del ciclo no defraudó a nadie. Excepcional por la casta de sus toros, como las corridas de Cebada Gago de antaño. En algunos casos tuvieron más movilidad que clase, ¿pero a quién le importa eso? El peor fue el cuarto de la tarde, un toro con mucho genio y orientado, los demás todos tuvieron posibilidades de triunfo.

 

Abría la tarde Octavio Chacón. Ante el primero de sus pupilos estuvo en lidiador. Toro que sin llegar a embestir de forma enclasada, transmitía a los tendidos por su desordenada movilidad. El gaditano lo paso por uno y otro pitón, pudiéndole, hasta que el toro se acabó. El cuarto fue el más complicado de la tarde, toro con mucho genio y sentido. Chacón se peleó con él y extrajo lo poco que pudo.

 

La tarde de Rubén Pinar pasó por inadvertida. Estuvo ventajista y vulgar con el segundo de sus toros, queriendo hacer creer a la parroquia que el animal era peor de lo que realmente era. Mató de estocada defectuosa y fue pitado por el público.

 

Puerta grande de paisanaje de Thomas Dufau, cortó una y una. En los dos toros orquestó faenas similares, muy fuera de cacho y abusando del cite con el pico de la muleta. En su primero mató de estocada desprendida, que no fue óbice para cortar una benévola oreja. En su segunda faena, no pasó de aseado. Puerta grande de poco calado.

 

Por Juanje Herrero