El lunes tuvimos la suerte de cubrir un tentadero en casa de los Hnos Sandoval  -Antes Jaral de la Mira- con uno de los toreros más castizos que ha dado Madrid, José Ignacio Uceda Leal. Un torero que ha hecho el paseíllo en la monumental de Las Ventas en más de 70 ocasiones, cosechando grandes triunfos y abandonando la plaza a hombros en 3 ocasiones.

La pureza siempre ha sido una de sus características más destacadas. Un raudal de desparpajo, valentía y arrojo, con mucho arte, verdad, honradez, integridad y dignidad. Cualidades que le sirvieron para sentar cátedra a finales del siglo XX y principios del XXI en el circuito taurino.

Este 2 de mayo volvía a su plaza, a Madrid, la crisis sanitaria no lo ha permitido, pero su preparación sigue siendo igual de exigente. El lunes, en la ganadería de Hnos Sandoval con un novillo que no aporto mucho al torero; volvió a sentar cátedra y dio una lección, de formas y sapiencia, de terrenos y coraje.

Su maestría se palpa, al igual que él torea con las yemas, sin necesidad de dar tirones; templado, pausado, con la tranquilidad que tiene un torero cuando no tiene nada que demostrar, pero con el decoro y las ganas de un alevín. Estoy seguro, que Madrid volverá a rugir cuando aparezca sus toreros, y el toro lo permita. Tal vez, no fue el mejor tentadero, pero dejó constancia del gran momento de madurez que vive. Una segunda juventud de un torero veterano, hay algo más bonito. Algunos aficionados sueñan con una luna de miel con el circuito, para volver a disfrutar de lo añejo, en plazas que han perdido la personalidad.

También estuvo acompañado en el tentadero con el “pupilo” de Rafael Sandoval, Francisco Espada. Un torero que nos ha dado tardes de gloria, pero que el circuito no le da la oportunidad. Un torero preparado y dispuesto, con ganas e ilusión de hacer las cosas bien. Estuvo tremendo con el novillo de más posibilidades, acompasado, con garbo, salero, «desmayao», temple y una valentía propia de un torero que sueña con ser figura. Una tanda, con la muñeca, con la mano de los cortijos, rematando detrás, sin abrir en exceso al toro, citando con la panza, que nos hicieron olvidar por un momento, la crisis que estamos viviendo.

Dos toreros, dos personalidades, se dieron cita en la finca de los Hermanos Sandoval, para deleitar a los congregados, con detalles y torería. Dejando clara una cosa, que los dos están en un gran momento de forma, y que son capaces, si los empresarios lo permiten, de dar un golpe en la mesa.

Por Juanje Herrero