Ayer el espectáculo que pudimos ver en la plaza de toros de La Flecha, con motivo de un fin benéfico, fue más bien una charlotada, en vez de un festival. En esta ocasión, la empresa de Alberto García –Tauroemoción- se ha lucido, pero para mal.

Ni fue un lleno rotundo, como afirman fuentes de la empresa, ni los novillos estuvieron a la altura de un festival de toreros. Tal vez… se tomaron demasiadas precauciones para ahorrar esfuerzos a los toreros, porque una cosa es el despunte, y otra muy distinto el afeitado de palmo.

El festival fue muy escaso en contenido artístico, incluso fue algo monótono, el toreo 2.0 estuvo presente en el ruedo, hasta en los toreros que no suelen hacer gala de este tipo de influencia “poncista”.

El indulto fue una vergüenza, permitir semejante aberración, causa daño en el corazón más puro de la tauromaquia. Como sigamos dejándonos llevar por esta moda de indultar cualquier cosa, en cualquier plaza… al final acabaremos muy mal. De todas formas, el Rafi esta para empezar de nuevo sin caballos, porque el chaval no entiende lo básico, mal podrá ser un buen torero. La cronista de la empresa, es el vil reflejo de una tauromaquia sin verdad dialéctica y sin compromiso con el futuro.

Pronto empiezan los malos vicios, a un empresario joven, y que se supone que quiere hacer las cosas bien.

Por Juanje Herrero