En Algeciras hoy por momentos el triunfalismo y el fino se ha apoderado de la gente. Con algo más de mitad de plaza y bochorno constante, los refrigerios de la merienda han acallado el estómago y han enardecido el corazón. Por lo menos el de muchos aficionados, que sacaban el pañuelo en todo momento, sin saber que había visto en el ruedo. Toros de Santiago Domecq, con poca casta y más nobleza, sospechosamente tocada de pitones.

Una corrida donde Perera ha causado sensación en el tendido, simplemente se le ha perdonado todo, y él ha aceptado una oreja bochornosa, débil y de dudosa categoría, ante un mete y saca, ubicado en la paletilla, que dio muerte a su segundo toro con espasmos y derrame en la boca. Una oreja, que no debería haber aceptado por vergüenza torera. Su faenas han sido muy parecidas, llenas de técnica, cero de emotividad, tirando líneas, mantazos, enganchones, y pico, mucho pico. Este torero tiene una tauromaquia, que emociona al aficiona pachanguero y triunfalista, sin llegar más allá de eso. Triste el observar con que poco se conforma el respetable, y como la tauromaquia va perdiendo seriedad e integridad.

Cayetano estuvo ausente en su primero, más que ausente inseguro. Y en su segundo, estuvo en su estilo, dejando en lo más alto la tauromaquia 2.0, pico, fuera de cacho. Eso sí, tuvo actitud, se puso de rodillas, sacando raza torera después de una voltereta. Le dieron una oreja al mérito torero y fin del cuento.

Pablo Aguado se las vio con un toro difícil, áspero y con genio. Fue el tercero de la tarde, un toro bronco, con el que el nobel torero estuvo desconfiado y dubitativo, y no supo cómo meterle mano. En su segundo Aguado, sacó lo mejor de su toreo, con arte y colocación fue tejiendo una faena corta pero con mucho gusto, para que más. Falló con la espada en su primer intento, y le recetó una estocada tendida en el segundo, oreja fácil.

Como apunte especial, lo mal que se picó a los toros, algunos ni llegaron a sangrar como el 4 de la tarde, y otros se les mató en el caballo como al tercero. Pero en líneas generales, se perdió seriedad y seguridad en el tercio de varas, picando trasero, con muy mala colocación y actitud.

Por Oscar de la Puente