Nos reímos del honor y luego nos sorprendemos de encontrar traidores entre nosotros. Un concepto que el señor Carlos Zúñiga PADRE, tuvo la decencia de enseñar a su hijo, Carlos Zúñiga Hijo. Una vergüenza, llena de maldad y picaresca, cuando un 25 de noviembre de 2016 el heredero y único varón de D.Carlos Zúñiga hundió el puñal dentro de la tauromaquia.

Ya han pasado 4 años de aquel deleznable negocio, pero todavía la tauromaquia recuerda como un hijo, apuñalo a su padre por la espalda metafóricamente. Un hombre que lucho toda una vida por dar lo mejor a sus hijos.  El sacrificio constante, kilómetros, insomnio, y muchos momentos, forjaron al padre, al señor Zúñiga, que con setenta y tantos años todo el mundo le respeta y ahora el mismo hijo le deja en calle.

Al señor Carlos Hijo, nadie, ni una sola persona, habla bien de su talante, ni su proceder. Todo el mundo tiene un discurso directo, claro y sin tapujos, donde su falta de escrúpulos valores y ética le hicieron ser “casi, un poco, conocido”.

Una fama, hermética, e irregular, donde el hijo… es el dueño, de una empresa que formo su padre. El hombre del caballo y la pica… el que hace… acoso y derribo, el hombre sin palabra, ni honor, se quiere asociar con Santander…. ¡Cuando todavía los socios de  Zaragoza rezan para no  verle MAS….!!!!!

Ni es directo, ni es sincero, se la va a preparar a Dani Luque, al señor García Garrido y al señor Serna. No puede la razón, la verdad y los valores… perder ante el hijo de un gran, gran empresario taurino.

Por Juanje Herrero