Rinascimento, per favore.
Alejandría arde, doy fe. Entramos en un bagaje de oscuridad, pesimismo existencial y pérdida de grandes testimonios de mentes lúcidas. Las epidemias arrasan con todo y lo pernicioso se apodera del hombre y su bien más preciado: el logos. Avanza el sentimentalismo y la falta de coherencia a golpe de tambor militar. Poco nos cabe