No por alma, ni por carisma, ni por arte, ni torería… sino por «buenura». Tal vez, la palabra en si, no esté catalogada con el significado de la afirmación que quiero resaltar. En verdad, los focos, brillos, luces y chispeante, pocas veces te dejan ver lo que hay detrás de la persona, por suerte el tupido velo me dejó ver la persona que guarda armas de un pueblo.

Aranda es su tierra, y castellano de espíritu es. Solamente el andar, denota una carencia noble, tal vez recuerde su sangre aquel Díaz de Vivar, a quién todavía juramos pleitesía. Conocer al hombre de carne y hueso, al ganadero, al sufridor, al curtido en el sol y la tierra, crea una sensación de bienestar. Se revelan los secretos y prevalece los sentimientos.

Poco tengo, pero tuyo es. Palabras cortas, directas y sinceras, que te hacen alimentar el alma. Esa sensación… te invita a entrar y quedarte. Todo sin edulcorantes, de tú a tú. Saboreando lo quehaceres. Disfrutando los momentos.

Amalgama de sentimientos, en un mismo sol. Pocas son las horas, mucha la predisposición. Y si falta trama, se llama a «James Bond», la Cía, Iraq y Washington.

Cuándo uno da todo lo que tiene… no está obligado a dar más. Que dura es la vida del artista… ganadero… y más en los tiempos que corren. Amor y romanticismo se entremezclan en forma de llave, cerrando el secreto de la bravura. Afición por encima de todo, incluso del dinero.

Algún día, la justicia será eterna. Y obtendrá su recompensa. Mientras tanto se prepara para lo que vendrá. Es el momento de heredar el paraíso.

¡Si me dan a elegir… me quedo contigo!

Por Juanje Herrero