Un lujo editorial de «Gráficas Ochoa» con mas de cuarenta fotografías del premio Nobel y los líderes de cocina en Navarra, Euskadi, La Rioja, Iparralde y Aragón.

Hemingway aparece en Bilbao, Donostia, Zaragoza, Madrid, Bermeo, Haro, Logroño, Calahorra, Calatayud y Pamplona.

Por saludar  a mi amigo de hace más de 50 años, Santos, visité la editorial  familiar y centenaria “Gráficas Ochoa” hace unos días. Así como en un rincón de la sala de reuniones me encuentro “Comer con Hemingway” que habían editado, a todo lujo y color, por el año 2016. No tenía ni idea de su existencia. Sorpresa y alegría.

Se trata de una guía de turismo y gastronomía creada y coordinada por  el periodista navarro Javier Ignacio Muñoz García y prologada por el cocinero Luis Irízar que, muy juicioso, dice: “Dejemos los modernismos exagerados y ofrezcamos la noble cocina de hace décadas”. Más o menos.

El texto “literario”, está en castellano, inglés y francés. Expone 130 recetas, con estampas a todo lujo y su confección detallada, 50 cocineros y 40 restaurantes de Navarra, Euskadi, La Rioja, Aragón e Iparralde, regiones que de alguna forma habrán patrocinado el libro con más de 300 páginas. Incluye el tratado cómo disfrutó el premio Nobel de Literatura de la naturaleza de estas regiones, de la fiesta de toros, la gastronomía, la pelota, aunque las fotos de raquetas desvirtúan un poco, el vino, la montaña y las playas. Contiene numerosas fotografías de Leire, Roncesvalles, Olite, Tafalla, Venta Ulzama, La Concha, Irún, Hondarribia, Loyola, Zumaya, San Millán de la Cogolla, San Juan de Luz…

La fotografía de portada, tomada en los corrales de la plaza de Pamplona,  es de Cano. Hay muchas del riojano Esteban Chapresto que con Canito fueron los dos  retratistas que más instantáneas han dejado de Hemingway en España. Puede verse a Ernest en Pamplona en cinco ocasiones y distintos años, en el hotel Carlton de Bilbao, en San Sebastián, varias, en Calatayud, en Zaragoza y Haro con Antonio Ordóñez, en Logroño junto al Puente de Hierro y con la catedral de La Redonda y la iglesia de Santiago al fondo, en Calahorra, Bermeo, París, Madrid…¡Un derroche de imágenes “taurinas” de un grande de la novela en el mundo!

El que esto firma, como guisandero es inútil aunque algunos de los “estrellados” establecimientos de la guía citada ha disfrutado. Pero de Hemingway ha leído, y guarda, todas sus obras “taurinas” y algunas de las otras. Varias en inglés…por comparar. El inicio fue aquella gran edición que publicó “Gaceta Ilustrada”, por el año 66, de “Muerte en la tarde” con numerosas estampas y láminas de Picasso. ¡Qué derroche de fotografía y pintura! La guardo encuadernada. Hoy no se editan cosas así ni en sueños ¿Por qué? Buena pregunta. Los dos universales personajes estaban convencidos de que a los españoles lo único que les interesa es la tragedia. Los políticos actuales, de todos los hierros, les captaron la opinión al pie de la letra…  y ahí vamos durando sin que nos falte.

“Fiesta” (The sun also rises), “El verano peligroso”… y también “Por quién doblan las campanas”, “El viejo y el mar”, “Adiós a las armas”, “La quinta columna”…y alguna otra. Como he sido seguidor taurino de Antonio Ordóñez, le tomé simpatía a Hemingway después de leer el verano peligroso “inspirado” en la temporada de Luis Miguel Dominguín y Ordóñez. Recuerdo que al principio del libro Ernest escribía que llegó con unos amigos a Logroño “con el tiempo justo para la corrida que fue fenomenal, con toros veloces, bravos, grandes, de cuernos íntegros y con los toreros exponiendo al máximo”. Más o menos.

Ese año, 1956, toreó Antonio dos tardes en Logroño. El 21 de septiembre, bronca y orejas,  con Litri, pitos y palmas,  y César Girón, oreja en cada toro. Toros de Montalvo. El día 22, toros de Manuel Arranz, para Aparicio, 4 orejas y 2 rabos, Ordóñez, 2 orejas y Joselito Huerta, orejas, rabo y pata. Abrió plaza Ángel Peralta, ovacionado. Tras la consulta, entonces yo no iba a los toros, deduzco que el americano se refiere a la segunda tarde. Entre una y otra, el de Ronda y el de Illinois visitaron bodegas en Logroño  y Haro: Paternina, Franco Españolas…

Volviendo al “libro sorpresa” hay que reconocer que el Premio Nobel de Literatura, 1955, también ganó el Pulitzer en el 53, mundializó la fiesta de toros. Esencialmente los Sanfermines de Pamplona. Fue un mito de la Literatura mundial. Nació en 1899 y escribió esencialmente entre el año 1925 y el 1955. Se suicidó en 1961 en Idaho, tuvo 4 esposas y en la familia cuentan que se heredó alguna tara o dolencia depresiva…Hemingway estuvo  obsesionado con que le controlaba el FBI, la Hacienda pública…Fidel Castro nacionalizó sus bienes y su finca próxima a La Habana. Coincide que también se suicidaron su padre, dos hermanos y una nieta.

Su vida de periodista, soldado, corresponsal, novelista…se distribuyó en París, África, Norteamérica, Cuba…Abundan libros y reportajes que  la certifican. Aprovechando lo de comer, eat, manger…con, with, avec…Hemingway, me gustaría aclarar su paso torero por España y Pamplona ¿Por qué? Pues porque se han escrito numerosas inexactitudes, chorradas y romances ya que es más fácil opinar y escribir que documentarse y describir. Estamos en lo de siempre.

Conocemos “Hemingway y los Sanfermines” de José María Iribarren, por un  poner,  y otros muchos libros similares. Pero he de nombrar a Miguel Izu con “Hemingway en los Sanfermines” que es lo más documentado, correcto e histórico sobre el novelista americano, Pamplona y Navarra. Un gran trabajo.

Hemingway los años 19 y 21 estuvo en España poco y de paso. En 1923 vio toros en Madrid, Aranjuez, Sevilla, Ronda, Granada…y debutó en San Fermín.

A Pamplona volvió los años 24, 25, 26 y 27. Disfrutó  en el 29 y 31 y por miedo y otros detalles referentes a la sublevación del 36, en la que estuvo de corresponsal y simpatizó con los republicanos y “las brigadas”, no volvió hasta el 53 a Iruña por temor a represalias. Tras lo de las bases americanas y otros contactos institucionales yanquis se confió. Resumiendo, en el 56 estuvo en Logroño y en el 59 en Pamplona y otras plazas de España. Murió por suicidio en 1961.

Se ha escrito de hoteles y lugares de Pamplona y Navarra que no pisó o en los que no vivió y aún se reivindica y señala “su” habitación. Bulos y leyendas sobre famosos. Lo que sí es cierto que siempre le dio al vino con alegría y frecuencia y era opinión general que algunos accidentes físicos y el alcohol, como alivio, le habían deteriorado el organismo.

Taurinamente se ha escrito que no fue buen aficionado por la crítica que hizo al toreo y a algunos toreros relevantes y populares. Incluso polémicas hubo en contra y a favor. Leyéndolo, se deduce que analiza a su manera y sus opiniones, en muchos casos, son ajustadas y similares a la que hemos visto, en  general, a los informadores más populares. Personalmente entiendo que hay que tomarlo más por divulgador o propagandista, en el mejor sentido, que como crítico, periodista taurino…aunque la crítica se deduce en cualquier modalidad informativa.

Sobre eso de ser “buen o mal aficionado” habría mucho que escribir. De siempre he conocido un sector chico de asistentes a los festejos taurinos señalados como buenos o grandes aficionados. Y he de aclarar que de algunos, o mayoría de ellos, diría que eran muy malos aficionados, gorrones, cobistas y que no beneficiaron ni económica ni moralmente al toreo. Son los clásicos que no pagan entradas, toleran todos los abusos, contrarían a los que protestan o critican y además destacan por roneantes, chivatos y soplones para intentar  “denunciar” al espectador exigente y  “molesto”…según ellos.

Pedro Mari Azofra

PIES DE FOTO

Portada de Cano: Hemingway y unos amigos en los corrales de Pamplona.

Ordóñez y Ernest Hemingway en Ronda.

Canito, Hemingway y Juanito Quintana en Pamplona.

Hemingway y Ordóñez en el Puente de Piedra de Logroño. Al fondo la  catedral de La Redonda y la iglesia de Santiago.

El fotógrafo Esteban Chapresto en Burgos. 1998.

Canito y El Javi, banderillero riojano en Pamplona. Últimos Sanfermines de Cano.