El mundo de los toros nos es consciente, respecto a los profesionales, de todo lo que hay detrás, entre “bambalinas”, sencillamente porque sin ese elenco de hombres y mujeres que se entregan con pasión por la causa de los toros, éstos hace ya mil años que hubieran perdido su encanto porque, un espectáculo, una misma obra, de no ser difundida muere en el camino de la incertidumbre.

La lista de personas a ponderar en el mundo de los toros sería interminable pero, en estos días, revisando mi densa biblioteca he vuelto a ver la trilogía de libros que escribió José Luis Cantos Torres cuando, tras cerrar la Monumental de Barcelona, hasta las lágrimas me han caído. Para mi fortuna, aquella adquisición fue un tesoro que hallé para que, en devenir de los años sigamos comprendiendo que, la plaza más taurina del universo no fue otra que la Monumental de Barcelona.

Estos bellísimos libros que nos muestran con todo su esplendor la grandeza de dicha plaza, lo que supuso para el taurinismo, el fervor que allí se vivía, la explosión de triunfos al más alto nivel, la efervescencia con la que se vivía en Barcelona el espectáculo de los toros, ello no tiene parangón con ninguna otra plaza del mundo. Por dicha razón, José Luis Cantos Torres, su autor, quedará inmortalizado para siempre porque, sin pretenderlo o quizás con toda la intención del mundo, se jugó su dinero, invirtió miles de hora en su trabajo para que, en la medida que pudo reparar el gran daño que unos políticos criminales le hicieron a la fiesta en toda Cataluña pero, de una forma cruel, en Barcelona al cerrar la Monumental barcelonesa.

Para que esta plaza no quedara muda para siempre, José Luis Cantos Torres le puso “voz” para que siguiera hablando a lo largo de la historia y, sin duda, para toda una eternidad. Aquello de que en tres libros admirables, nuestro autor, reseñara todas y cada una de las corridas que en dicha plaza se celebraron, su trabajo no tienen parangón y, lo que es mejor, ahí ha quedado escrita para siempre la historia de la “primera” plaza de toros del mundo; digo bien, si, digo la primera porque es el coso taurino que en mundo que ha dado más espectáculos que la mismísima plaza de toros de Madrid.

José Luis Cantos Torres, este hombre admirable que es capaz de derramar lágrimas al conjuro de su trabajo porque, dentro de su afición digirió aquella puñalada trapera que para él supuso ver a la más “guapa” del mundo cerrada a cal y canto, todo por la decisión de unos insensatos, personas que no tienen el calificativo como tales y que, para mayor desdicha, que tuviera que hacer aquel trabajo sucio un socialista, Pepe Montilla, aquella acción habla muy mal del socialismo que, pasados unos años, como vemos, aquel socialismo que cerró la plaza más emblemática del mundo, ahora aplauden y bendicen al indeseable de Iglesias que, como ha dicho públicamente quiere acabar con la fiesta de los toros.

Por cierto, según este indeseable dice que en España no hay normalidad democrática y, tiene toda la razón del mundo. ¿Cómo puede haber normalidad democrática en un país cuando el vicepresidente del gobierno se llama Pablo Iglesias? Lo digo porque es un tipo que aboga por la libertad de expresión cuando hay que atacar a los demás, cuando alguien se le acerca a él con ese argumento, automáticamente llama a la guardia civil y pone las denuncias pertinentes porque, alguien, a la puerta de su casa, ha puesto del Himno Nacional. Al tiempo bendice a los okupas que asaltan las casas de los demás porque la suya la tiene a buen recaudo rodeada de coches de la guardia civil. Sin duda, no habrá nunca normalidad democrática en España mientras dicho sujeto siga teniendo votos, lo que demuestra que hay millones de enfermos en España.

Lo triste de la cuestión es que, España no tiene solución; vamos a la deriva a pasos agigantados y, los toros son la prueba de lo que sucede en un país como el nuestro. Hasta que llegaron al poder estos apestosos que tienen más de bárbaros que de civilizados, ¿había cuestionado alguien la fiesta de los toros? Yo creo que, ni siquiera ese ciudadano innombrable que presidió el gobierno de España y que ahora es el asesor democrático de Nicolás Maduro, ni ese animal se atrevió a cuestionar la mejor fiesta del mundo. Pero, ya sabemos, otros vendrán que peor lo harán, por eso Dios nos mandó como castigo a Pablo Iglesias para que comprendiéramos que, con ese apellido tan cristiano, dentro de su ser anida un lobo feroz que quiere devorar todo lo que encuentre en su camino y, a las pruebas me remito.

Menos mal que, los políticos desaparecen y las obran quedan, nada es más cierto. Pero es igualmente cierto que, respecto a los toros, cuando una plaza se cierra es imposible que se vuelva abrir y, por dicha razón, el daño es eterno e irreversible. Como fuere, ahí han quedado para la posteridad la obra de José Luis Cantos Torres para que, en del devenir de los años, cualquier aficionado que se precie, si es que todavía queda alguno por el mundo, pueda saber con exactitud la historia de esa “gran dama” como la denomina Cantos que no es otra que La Monumental de Barcelona.

Y por si toda la obra de José Luis Cantos Torres fuera poca, a el pasado año, inmersos todos en la crueldad de la pandemia que nos azota, a este hombre singular no le tembló el pulso y escribió, nada más y nada menos que, LAS ÚLTIMAS 24 HORAS DE JOSELITO EL GALLO, una obra de minucioso estudio que cautivará a todos sus lectores. Termino como empezaba, dándole las gracias a todos los personajes que, sin llevarse un “duro” de la fiesta han sido capaces de entregar su talento, su dinero, su amor y jirones de su propio ser, todo ello para darle brillo y fuste a esta fiesta maltrecha por sus mismos protagonistas y, sin duda, por la clase política. Bien hallado seas de nuevo, José Luis Cantos Torres, algún día muchos reconocerán que tu vida no fue un paso en vano, más bien, una tremenda lección de la que aprenderán generaciones venideras.