Me preocupa la opinión de algunos revisteros en los que, a diario nos sueltan la cantaleta de la reaparición de Enrique Ponce y, el tema es muy preocupante. Dado el momento actual que sufre la fiesta taurina en que, unos pocos, menos de los que caben en un microbús se lo llevan todo y, por dicha razón, apenas queda nada para el resto de los hombres que gallardamente se juegan en la vida en los ruedos y, mientras todo eso sucede, algunos bobos siguen implorando para que reaparezca Enrique Ponce, un hombre que se marchó cuando le vino en gana pero que, en la actualidad nadie le ha llamado, la prueba es que desde que se despidió en Burgos nadie se ha rasgado las vestiduras y, lo que es mejor, la Fiesta ha seguido en su devenir diario sin la presencia del monstruo de Chiva.
Lo triste, para el toreo, sería que reapareciera este hombre y, lo que es más sangrante, me dice el corazón que en la próxima temporada se inventará cualquier milonga para volver a los ruedos. Algún memo suele decir que Ponce no le quitará el puesto a nadie y digo yo, ¿se puede ser más tonto al afirmar semejante aberración? Por supuesto que se lo quitará, como lo han hecho Talavante y Castella que, sin ellos, como sin Ponce, se celebraban todas las ferias. Claro que, como se ha demostrado, ellos, en su condición de figuras han arrebatado muchos puestos de otros toreros que, de tener oportunidades serían figuras y ocuparían los puestos que en realidad se merecen, es el caso de Tomás Rufo, un chaval al que le han permitido entrar en las ferias para ser, como es natural y lógico, el sustituto de otra figura.
Pobres muchachos, todos aquellos que tengan aptitudes para ser figuras y se queden en el camino. Por supuesto que no hay cabida para todos pero, si del microbús antes dicho se baja uno de sus pasajeros, otro puesto que queda vacante para ser ocupado por un torero que lo merezca. Eso sí, quieren que vuelva Ponce y, entre tantos juntaletras como conocemos, seguro estoy que, todos juntos lograrán convencerle para que vuelva pero, la pregunta es obligada: ¿Para qué? Para cerrarle las puertas a otro chico válido, para seguir matando burros amaestrados y, como no podía ser de otro modo, para inventarse faenas a toros moribundos en los que siempre hizo de enfermero. ¿Para eso quieren que vuelva?
Sin duda, si la tragedia se consuma, es decir, la reaparición de dicho diestro que ya lo dijo todo en el toreo, que solo nos queda en la mente la superficialidad con la que lidiaba a los toros aborregados, si ello se extinga, más de un chaval nuevo romperá a llorar de forma desconsolada. Coño, que se retiró Paco Camino, murió Paquirri, se alejó del toreo El Niño de la Capea, Julio Robles entregaba su alma a Dios y, pese a todo, la fiesta ha seguido su curso, sencillamente porque otros hombres han ocupado el lugar que aquellos dejaron vacante. ¡Y quieren que vuelva Ponce que, al parecer no tiene fecha de caducidad!
Dicen algunos tontos, ¿quién llevará el peso de la temporada próxima una vez que se ha retirado El Juli? De entrada el peso no lo lleva nadie porque hace años que, jamás torero alguno llena una plaza de toros puesto que, salvo Roca Rey que lo venía haciendo en los últimos años, en esta temporada, el cuento no ha tragado. Queramos o todo lo contrario, tenemos que renovar el escalafón pero, para mal de la fiesta, lo que hacemos es engrosarlo con figuras de antaño. Y mientras todo eso ocurre, toreros de una capacidad inmensa, algo demostrado en los ruedos, caso de Borja Jiménez, para ellos sigue siendo toda una incógnita lo que les sucederá en el año próximo. ¿Queríais otra figura? Ahí está el caso de Fernando Adrián, veinte corridas toreadas y en todas ha salido por la puerta grande. Digamos que, otra figura que tenemos en ciernes pero, como no le den paso, respecto al chaval, todo quedará en una declaración de intenciones y, como le ocurra como este año que, tras salir dos veces por la puerta grande de Madrid, no toreó hasta final de agosto en Cuenca y, menos mal que, a partir de ese momento cogió todas las sustituciones puesto que, de no haberlas tenido en Cuenca hubiera finalizada su temporada, eso sí, con tres corridas y tres salidas apoteósicas por la puerta grande.
Dejémonos de tonterías, no digamos memeces y, ante todo, luchemos desde todos los frentes para que todos los toreros válidos tengas oportunidades, que no ocurra nunca más lo que le ha sucedido a Curro Díaz que, tras torear por esos pueblos de Dios, ha tenido que ser en la provincia de Jaén, en la capital como en Úbeda, cuando se le ha permitido expresar su caudal de torería inenarrable y, menos mal que entró por la vía de la sustitución puesto que, de lo contrario, su nombre hubiera quedado totalmente en blanco.
Pues esa es la tarea de las figuras, arrinconar a todo el mundo, comerse ellos solos la tarta y, como barrunto, hasta han invitado a la fiesta a Enrique Ponce para el año venidero, sencillamente, para que siga disfrutando del manjar que supone matar ese tipo de animalitos indefensos y, lo más sangrante, dejar en la calle a toreros tan válidos como Borjita Jiménez.