Aquella noche de verano había dormido como otras noches con la ventana de la habitación abierta, una tormenta acompañada de fuertes truenos le despertaron como si de un reloj despertador se tratase, él se levantó se dirigió al balcón para escuchar y ver caer la lluvia de la calle, acto seguido miró el reloj que cuelga y adorna una pared del comedor, una vez más como otras veces en que se desvelaba las manecillas marcaban las cinco de la madrugada, esta vez no fue como las otras veces en que como un acto reflejo se dirigía de inmediato a su blog y desahogaba sus sentimientos escribiendo, en esta ocasión se volvió a meter en la cama para intentar volver a dormirse, pero tampoco pudo ser, le asaltaban los pensamientos, algo le decía levántate y hazlo, cuéntalo, escríbelo, te sentirás bien.

Hizo caso a su conciencia y allí estaba escribiendo en su blog una madrugada más.

No sabía cómo empezar a escribir y contar lo que la tarde del día anterior había empezado a sentir al recordar aquella historia.

Así que sin orden ni concierto empezó a escribir lo que tú o ustedes van a leer.

Esa historia que le perseguía en su mente el día de antes  se remontaba a varios años atrás.

Una de las nietas de aquel hombre bueno, pacífico y trabajador le dijo a su abuelo que se independizaba, que había alcanzado la mayoría de edad y que quería vivir su vida.

El hombre no se opuso a la decisión de su nieta, tampoco podía aunque deseaba en lo más profundo de su corazón que siguiera a su lado y al de su abuela.

La niña se había hecho mujer aunque para sus abuelos con los que se había criado seguía siendo una niña.

Los padres de Alba nombre de la chica eran un matrimonio joven, trabajaban los dos, él era agente de seguros y ella trabajaba de cajera en supermercado. Entre sus prioridades estaba el pagar el piso que habían comprado, ambos estaban obsesionados con el trabajo, querían pagar todas las deudas que adquieren la mayoría de los matrimonios recién casados, (Casa, coche, etc.), por dar prioridad a los débitos que tenían habían descuidado sin darse cuenta el cariño, la educación y dedicación que requiere un hij@.

La hija de este matrimonio pasaba la mayoría de los días con los abuelos maternos, tan sólo los fines de semana los pasaba con sus padres.

Los abuelos de la niña eran quizá demasiado benévolos con la nieta.

Cuando llegó la edad de la adolescencia Alba empezó a descarriarse un poco, las salidas con los amigos y amigas cada vez eran más frecuentes, la llegada a casa cada vez más tarde, pasado algún tiempo también convenció a sus padres para que la dejasen salir a pasar algún fin de semana en casa de las amigas.
Alba, la dulce y cariñosa nieta empezó a juntarse con malas compañías, al poco tiempo de independizarse comenzó a delinquir, empezó a cometer pequeños hurtos.

Entre los chicos y chicas de su pandilla de amig@s conoció al que sería su novio y posterior pareja de convivencia.

Alba, empezó a desligarse un poco de sus abuelos, padres y familia, se pasaba en ocasiones varias semanas e incluso algún mes sin ver a sus seres queridos, en ese periodo de tiempo solo sabía de su familia a través de las frías y distantes conversaciones de teléfono.

Alba, fue cumpliendo años y vivió su vida a su manera y como ella quiso y aunque era una chica inteligente no empleo esa poderosa arma que la naturaleza la había dado, se fue a una vida fácil donde el dinero se gana con rapidez pero con poca honra, su pareja se había metido en varios laberintos, entre ellos un robo con fuerza, al final tras cometer varios robos continuados acabó en la cárcel.

Alba, continuó con su vida un poco montaña rusa.

Rehízo su vida en el plano sentimental, pero de su mente no podía sacarse al amor de su vida que estaba pagando condena.

Un día guiada por su corazón rompió con todo, se fue a vivir sola, viajó, conoció mundo, pero no consiguió olvidar al hombre de su pasado.

Empezó a ir a visitarlo a la cárcel, el amor que sentía por él era algo que necesitaba como el drogadicto a la droga.

Cuando este salió de la cárcel cumplida su condena se fue a vivir con Alba, al principio parecía marchar todo bien, pero pronto llegaron los problemas de convivencia, maltrato psicológico, insultos entre ambos, amarse hoy y odiarse mañana, el algunas veces se iba de juerga y aparecía al día siguiente, Alba en el fondo le amaba tanto que se lo perdonaba todo, hasta que aquella situación se hizo insostenible para Alba y decidió marcharse de nuevo con sus abuelos, esos que la habían querido tanto que sin ellos darse cuenta la habían consentido prácticamente todo y sin quererlo la habían mal criado.

El padre de Alba fue hablar con la pareja de su hija para que se olvidase de ella por un tiempo, había prejuzgado con anterioridad a ese chico que en su día fue delincuente, hablando con él se dio cuenta de que esa persona había tenido quizá una vida familiar complicada, apenas había conocido a su padre, la madre había muerto cuando él era un bebé, se había criado con su tía carnal que él la consideraba su madre, el padre de Alba intuyó que  la vida del muchacho había estado llena de carencias, posiblemente había pasado mucho tiempo en la calle con amistades no recomendables, (quien sabe), esa vida sin un rumbo controlado le había llevado a ser quien no debía ser.

Antonio el padre de Alba creyó que ese chico no tenía malos sentimientos, la vida le había llevado a malos caminos que él hasta ese momento no supo cambiar, ese joven necesitaba atención médica, un psicólogo o quizás la atención de un psiquiatra para sacarle su desasosiego, su inconformismo personal, su auto-devaluación, posiblemente esa persona necesitaba un internamiento.

Yo a esa buena familia les deseo la mejor de las suertes, creo que la merecen y a Alba y a su pareja o ex pareja el consejo que les daría es que reorganicen sus vidas, que la vida no es fácil pero es muy bonita y merece la pena vivirla pero de otra manera con otras miras y aspiraciones.

Está historia que acabo de escribir es una dura historia que me fue contado el abuelo de la protagonista cuando coincidíamos por las tardes en el parque paseando a los perros y que ayer recordé y en la madrugada de hoy me dio por escribir.

Julián Maestro, torero.

Valga en lienzo de nuestro compañero Giovanni Tortosa para ilustrar este ensayo.