Me gusta el silencio relajante de las iglesias y también el silencio de los campos santos.

En los campos santos cuando voy a visitar a algún familiar o amigo siento una paz espiritual que encuentro en muy pocos lugares.

La diversidad de emociones de la vida y su carrusel, estados emocionales, encuentros, desencuentros, lloros, risas, trabajos diversos, espectáculos, muerte y vida diaria, unos nacen otros mueren cada día.

Pasar del silencio al ruido y del ruido al silencio, aunque perdure más cada día el ruido que el relajante silencio.

Voy allí y no puedo hablar contigo, oigo tu voz que hoy imagino y durante muchos años escuché, fue real, hoy estuve cerca de ti y quién sabe dónde estaba tu alma.

Te recordé, vi tu silueta, esa que conocí tan real, esa amistad que hubo entre los dos, tristemente es ya solo un recuerdo.

Eché la vista atrás y recordé cuando me hablabas de montañas y posibles creadores, del sol, de la luna, de las estrellas, de nuestro paso tan efímero por la vida.

Hoy solo puedo imaginar todo aquello tan interesante de lo que tú me hablabas, quizá me decías cosas por inercia sin saber que me atravesaba el alma.

No fuiste uno más; qué privilegio para mi haber sido tu amigo, tu paso por este mundo no fue en vano.

Qué impotencia saber que  tu cuerpo estaba allí sin estar porque quien sabe dónde estará tu esencia, tu alma.

Qué rabia estar tan cerca y no poder hablar, ni reír, ni pasear, eso ya lo hicimos en otro tiempo no muy lejano, ahora quien sabe dónde estará la esencia de tu ser.

Amigo Vicente, llamé por teléfono a tu hijo Mario por si quería venir conmigo a visitarte al campo santo, no estaba su teléfono operativo, que casualidad que cuando llegué frente a ti, a tu lápida, sonó el teléfono era él, que casualidad, llamó justo cuando llegué a ti, como si tu alma hubiera intervenido para que me llamase justo al estar frente a ti amigo.

Se me pone la carne de gallina al pensar y escribir esto.

Amigo Vicente, hoy es el cumpleaños de mi hermana María Rosa, ella partió como tú bien sabes mucho antes que tú, esta noche voy a ir a un concierto y brindaré por vosotros.

Sé que tú, mi padre y más gente no creíais en nada después de la muerte, yo sí creo, creo en vuestro espíritu, creo en el alma, creo en el universo, hay tantas cosas en las que creer.

Felicidades hermana, un abrazo amigo, hoy reíros y pasadlo bien donde quiera que estéis, un beso y un abrazo para vosotros.

Julián Maestro, torero