La Empresa Pagés persevera con su ofensiva que pretende por fin dar toros en Sevilla, y nada menos en que la Feria de Abril. Del estatismo procedente del año pasado, comenzaron con una tímida insinuación exponiendo el cartel, aunque sin carteles. Sólo meras filtraciones más o menos intencionadas de las posibles combinaciones.

Mientras muchos pensábamos que aquello era un paripé o una acción propagandística, poco a poco ellos fueron dando presión a la caldera con el anuncio oficial de los carteles, la renovación de abonos y una campaña publicitaria igual que si no hubiera pandemia ni riesgo de que el ciclo que promueven pudiera verse saboteado. Lo cual es admirable y de agradecer, porque el empresario ya se está jugando los cuartos, porque si todo se le va al traste tendrá que devolver el dinero recaudado y en su libro habrá de restar la suma de tantos gastos baldíos. Como considero que Ramón Valencia es más empresario que aficionado, estoy seguro de que le habrá sacado buena punta al lápiz y ojalá que la jugada le salga bien, porque la Junta de Andalucía no deja de enviarle recaditos para que desista de su empeño.

La asistencia a los toros debe organizarse con el mismo criterio en cuanto a medidas de seguridad sanitaria que otros tantos eventos y situaciones en las que hay pública concurrencia. Así que, por veinticinco pesetas, díganme eventos y situaciones que se vienen celebrando legalmente en plena pandemia, como por ejemplo la presentación de la candidatura de Podemos en Madrid sin mascarilla ni distancia social, mítines políticos con mascarilla y sin distancia social, los desplazamientos en Metro, los viajes en autobús urbano, ídem interurbano, las travesías en avión, estas cuatro últimas con mascarilla y sin distancia social, el concierto Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi sin distancia social, con mascarilla y previo test de transgénicos, el concierto de Raphael con mascarilla y distancia social, el sarao de pedrojota con mascarilla a veces y sin distancia social, los plenos en el Congreso de Padrón, unas veces con distancia y otras no, colegios, institutos, universidades y bibliotecas con medidas de higiene, distancia y mascarilla, las terrazas del Paseo Colón justo justo justo justo al lado de la plaza de toros, con cumplimiento de las medidas que le afectan y sin mascarilla cuando uno se está tomando esa copita tan a gusto, ídem las terrazas de la calle Betis y San Jacinto con esas tapas que quitan el sentío, la exposición In Nomine Dei con limitación de aforo, mascarilla y sin distancia social, así como los toros en la Maestranza con el 50% de aforo y mascarillas para ver corridas de toros y de rejones…

Tolón, tolón, tolón… campana y se acabó, las normas que valen para otros sectores aquí no son aplicables porque a los mandamases no les sale de los cojones.

Pues esto es lo que hay, para que se puedan dar toros en Sevilla, los mismos expertos que van asignando requisitos a los diferentes sectores y gremios a su libre incoherencia y discrecionalidad, dirán ahora que, para poder celebrarse corridas de toros en el Coso del Baratillo, el conjunto de medidas que deberán cumplirse serán las que ellos digan, y no duden que el resultado final será el de una exigencia que ante sus ojos garantice la inviabilidad.

Por el momento la Junta de Andalucía ni siquiera ha nombrado a los presidentes de la plaza, ni por supuesto están teniendo lugar los señalamientos ganaderos en el campo, pero en el otro frente continúa la venta de entradas y si alguien tiene curiosidad por saber cómo va el ritmo de venta, puede consultar la web de la taquilla. Conforme se acerque la fecha del primer festejo, comprobaremos si el señor Valencia tiene un as en la manga, porque podría ser la televisión el catalizador que facilitase el éxito que esperamos.

José Luis Barrachina Susarte

José Luis Barrachina, con la magia de su ensayo nos ha evocado recuerdos bellísimos, tales como era aquel concurso de audición millonaria en que, Chicho Ibáñez Serrador puso al servicio de los españoles.