Al final, la vida suele ser tan generosa con muchos toreros que, el que pasa hambre y necesidad es porque quiere. Y lo digo con conocimiento de causa porque si pretendemos ver miseria y desdicha no tenemos más que adentrarnos el mundo de los toros y la palparemos por doquier.

Es curioso pero, a diario vemos imágenes de toreros que, hartos de las miserias que han tenido que soportar en calidad de matadores de toros que, por fin, gracias a la televisión han encontrado un medio de vida. Seguramente no es el medio soñado para casi nadie pero, si se me apura, el anhelado por todos. Comprobar que las televisiones que venden basura en este país son los que más audición tienen, eso no sé si es preocupante pero, aberrante, sin lugar dudas.

¿Qué papel juegan los toreros en las televisiones? Muy sencillo. En algunos casos, los mediocres de turno, conscientes de que como matadores de toros no lograrían relevancia alguna, listos como el hambre, se dieron cuenta que en la televisión había un gran “bocado” para todos ellos, razón por la que nadie ha desdeñado de las mismas, unos por fomentar su fama, caso de los Rivera Ordóñez, Jesulín, Canales Rivera y algunos botarates más y, no te digo ya para todos los que, sin oficio ni beneficio, han encontrado el remedio para sus males.

En este momento nadie recuerda a un torero honrado de los años noventa llamado Óscar Higares que, el pobre, hastiado de todo tuvo que abandonar porque su figura no le acompañaba como torero; era demasiado guapo y altísimo. Pero, ¡ay amigo!, el bueno de Higares se dio cuenta muy rápido que, su figura era perfecta para desarrollar su papel en Telecinco y, gracias a dicho medio se ha hecho rico y famosísimo; nadie le recordará como torero porque, en realidad, decía muy poco, pero sí que toda esa gente adicta a dichos programas esquizofrénicos, todos alaban la figura del barbudo guapo que se ha convertido en toda una estrella de la televisión que, la misma, como se comprueba, matiza y hace hincapié en cuestiones tan relevantes como la separación de Miguel Bosé y su “novia” Nacho Vidal y de los cuatro hijos que tenían que, por cierto, cuando los niños le pregunten a Bosé por su madre, vaya papeleta para responder.

Se trata de esa misma televisión que defiende a un tal Willy Toledo, actor por más señas que se cagó en Dios, en su padre, con la Virgen, con el Papa y con todos los santos y el muy cafre dice que eso es libertad de opinión. Podía haberse cagado en su señora madre y nadie hubiera dicho nada. Claro que, el colmo de la esquizofrenia no es otro que, gandules al estilo de Toledo son amparados por las cadenas basura, ponderados, ensalzados y aplaudidos. Vivimos en España, nada que ver con Suiza, por citar un país europeo.

Al parecer, como me han contado, otro torero muy conocido en su casa a la hora de comer, Antonio Pavón, ha sido fichado por la cadena Mediaset para sus programas, especialmente uno que dicen que se llama Supervivientes. Claro que, al margen de dicho realiti, el tal Antonio Pavón se pasea por diversos programas de dicha cadena contando estupideces que, como digo, son altamente “alabadas” por las gentes adictas a dichos programas. Eso sí, que nadie se confunda, para ser estrella de la televisión hay que ser guapo, que no se le ocurra a David de Miranda esta aventura que, fracasa con estrépito.

Lo que no entiendo de dichos personajes cómo no hacen las cosas al revés; es decir, ni siquiera intentar lo de torero a sabiendas de que tienen que fracasar y abdicar directamente hacia los focos televisivos, lo digo porque de tal modo nos ahorraríamos contar el ridículo que han hecho antes en el mundo de los toros.

Ya ven, criticamos a las televisiones que les dan de comer a los indocumentados de turno porque, antaño, para trabajar en televisión se requería de una formación, una carrera, unos principios que iban ligados al periodismo propiamente dicho y, ahora, gracias a la basura con la que se han convertido algunas cadenas como la de Mediaset que hemos citado, personajes irrelevantes en cualquier área de la sociedad en que vivimos, son reclamados y aplaudidos. Vamos que, de vivir ahora Juan Belmonte, se pegaba otro tiro pero, en este momento, con toda la razón del mundo.

En la fotografía, Oscar Higares, el que fuera un torero vulgar es ahora un personaje mediático.