Lo que se celebra ese día es que el pueblo llano, los madrileños de a pie se echaron a la calle ante la cobardía de reyes, políticos y algunos con sotana y defendieron a sangre y fuego lo que era suyo. Primero, Madrid y después España. Y gracias a ellos aquí estamos. Pero ¿cómo estamos? Cómo diría un taurino, para el arrastre.

Cómo aficionados a los toros que somos y gracias a este portal que nos hace un sitio y nos da voz, venimos denunciando  desde que se conoce el nuevo pliego de condiciones de las ventas, las tropelías que el aficionado tiene que aguantar. Precios abusivos, abonos pagados tres meses antes, una feria con figuras si es cierto, pero a conveniencia de la empresa. Ausencias que no se justifican. Rafaelillo es un ejemplo. Manuel Escribano, después de su paso por Sevilla es inhumano, y Curro Díaz que firmó una faena de lujo hace pocas fechas. Y más y más.

Los primeros festejos con la puerta abierta invitando a la gente a entrar gratis, lo hemos visto y no sólo nosotros algún medio más lo ha dicho. La entrada más numerosa hasta el día dos de mayo debió ser la presentación de candidatos del PP a las próximas elecciones.

Y llegó el dos de mayo y metieron como tres cuartos de entrada en un cartel de dos toreros muy respetables que tanto la empresa como ellos saben que no meten más de un cuarto de plaza. Y una corrida de toros gorda, cornalona, fea de hechuras y con pocas posibilidades de éxito como así fue. ¿Y cómo lo hicieron?  Obligando a la gente que quiera ver a Roca Rey en la feria a sacar también la del dos de mayo.

Los aficionados que quieren ver a Roca cumplieron con algún amigo, vecino, portero, jardinero etc. Y regalaron su entrada. Se quitaron el “muerto” de encima y quedaron bien. Lo que tienen que saber es que no hicieron ni un solo aficionado, el espectáculo fue para no volver.

Nosotros al ver el ambiente a la entrada y el conformismo de los asistentes nos fuimos a verlo por Tele Madrid. Las cámaras se centraron más en el burladero de la señora Ayuso, que en lo que estaba pasando en el ruedo, que no pasó nada. La forma de aplaudir de la presidenta lo decía todo. Menudo aburrimiento. Aguantó hasta el quinto y se largó. Y los aficionados ¿dónde estaban? En la plaza, pocos: protestando, ninguno. El que calla otorga dice el refrán.

Pues ya saben lo que les espera. Tragar, tragar y tragar. Por favor no se quejen. Han tenido tiempo y no lo han hecho. Harán con ustedes lo que quieran. Saben que no son como aquellos madrileños de 1808, de esos no quedan ni uno. Pobre Madrid. Pobre España

Rafael Ortega

En la imagen, Andrew Moore, nos muestra los prolegómenos de la corrida Goyesca de Madrid.