Un año más asistimos a la temprana feria de Valdemorillo, cada año más escaso de todo. Como es fin de semana y nos pilla cerca de Madrid, sacamos abono mi amigo Valentín y un servidor. Y nos vamos desde por la mañana encierro y bocata de panceta que casi se junta con la comida. También tenemos hambre de toros que desde otoño no hemos vuelto.
El viernes con tiempo desapacible se corre el primer encierro. Novillada normalita de presencia que por la tarde fue sosa y mansurrona. Con menos de media plaza. Hay que recordar que hace no muchos años, antes de la pandemia esta novillada era gratis para los empadronados. Ahora no. Es una buena manera de fomentar la afición. El encierro se quedó cojo. Con un solo torillo de Capea. Para el disfrute de los asistentes. Tontos de nosotros que pensamos que al hacer mal tiempo el segundo lo habrían dejado para el día siguiente. Pues nos equivocamos. Solo uno cada día y de toro nada. Torillo. Vamos, una vergüenza.
Ismael Martín, poco pudo hacer con los dos animalitos que sorteo, sin fondo y sin raza. Nek Romero fue volteado de mala manera. Lo vimos mal colocado toda la tarde. Soso él y sosos los dos novillos. Samuel Navalón fue el que más voluntad puso de los tres y eso le valió una oreja barata de cada novillo. Más pena que gloria.
El sábado como ya nos temíamos, pudimos ver en el encierro la pobre presentación de la corridita, seis churros sin cuajo y mochos. Y como ya hemos dicho un solo novillo en la suelta. Vergonzosos. Por la tarde. ¿Cartel de figuras? Si lo fueran no se anunciarán a las puertas de Madrid con semejantes ejemplares. Toda la vida de Dios las figuras al llevado un matador por delante y más en una plaza de tercera. Pues ya lo ven. Talavante abriendo plaza. Que le quiten el carnet al apoderado. No podemos saber si venía con ganas o no. Con los dos cadáveres que le tocaron, bastante hizo con mantenerlos en pie. No se pudo estirar ni una vez.
El esperado Ortega, sorteó un quinto animalito que a pesar de su poca presencia y fuerzas, si tuvo clase y bravura suficiente para una faena templada. Lo mato bien y dos orejas. Quizá el premio pueda ser un caramelo envenenado. Como decía Manolo Caracol. Esos cojones en Despeñaperros. Pues esos cojones con el toro y no con esa sardina.
Ginés Marín se le nota que quiere. Se le está escapando el tren. Sin toro es imposible. Al segundo suyo lo apretó tanto al inicio que no duro más que dos tandas. Esta fue la tarde de expectación. Otra vez más pena que gloria, toros protestados de salida por una afición que se tuvo que conformar con muy poquito.
Para cerrar feria corrida de Alcurrucén, muy desiguales de presencia y terciada, solo dos tenían un pelín más de cuajó, se igualaban con la novillada del viernes. En el encierro los soltaron de tres en tres. Sería para hacerle más largo. Como solo sueltan uno de capea. Es una buena ocurrencia. ¿Será por dinero?
Según nos dicen no, no es por dinero, al ayuntamiento le cuesta igual que el año pasado. Más de 400.000 euros. Eso ya lo contaremos otro día con más detalle. Desde mi localidad yo diría que algo más de media, desde mundo toro dicen más de tres cuartos. Será que lo ven con gafas de madera.
Tomaba la alternativa García Pulido. Un novillero del montón. Al parecer arropado por los Lozano. De ahí su inclusión en el cartel. Entraría todo en el lote los toros y el torero, y echamos uno berreando para que sea más colorido. Y viva la Pepa. El toro de la alternativa fue el menos malo de los seis. El torero no lo vio claro nunca. Con un espadazo trasero le dieron una oreja. Su segundo lo prendió de mala manera, por suerte sin consecuencias, lo mató a la última.
Perera matador con veinte años de alternativa, capote grande y muleta más grande. Nos gusta verle en ferias grandes, donde sale el toro y donde se tapa con el abono, por desgracia para él no lleva a nadie. No dijo nada a los pocos que fueron a verle. Ureña, ese torero que ya haciendo el paseo transmite tristeza. Así pasó toda la tarde, aburrido y aburriendo, es cierto que sus toros fueron más tristes todavía, sosos. Y ya con la espada para echarse a llorar. Este es el resultado de una feria que no hace muchos años, antes de la pandemia daba cinco o seis festejos. Salía el TORO. Los vecinos iban gratis un día. Los encierros eran entretenidos, al menos dos toros cada día. Y nos dicen que por dinero no es. Entonces está claro. La pasta está mal repartida, va donde no tiene que ir. Lo sabremos y lo contaremos.
Rafael Ortega
En la imagen, Juan Ortega, el triunfador de Valdemorillo que, frente a un torete a modo hizo bello el toreo, al igual que lo hace en su casa toreando de salón; claro que, la grandeza del toreo se basa en el Toro.