Como todo el mundo ha cantado, ayer en Úbeda dibujó el toreo Curro Díaz junto a las figuras del toreo, algo que, por supuesto, para mí no es nada nuevo; es más, he defendido su causa con verdadero ardor puesto que estamos hablando de un artista singular que, como decía, ayer se encontró –cosas del destino- con Manzanares y Roca Rey, toreros que hacía siglos que no se los encontraba en su camino. ¿Qué pasó? Estaba clarísimo, los animalitos de Jandilla y Juan Pedro, los que le cupieron en suerte a Curro Díaz, con ellos encontró la horma de su zapato; es decir, bordar el toreo como Dios manda, como siempre hemos dicho sabedores de la calidad del linarense.
Fijémonos como está el toreo que, Curro Díaz, triunfador total en dicha plaza el año pasado, en esta ocasión no estaba anunciado, échale hilo a la cometa. El triunfador se queda en la calle, esa es la justicia que impera en el toreo para que, a diario triunfen siempre los mismos. ¿O queda alguna duda? Menos mal que, Morante causó baja y, la empresa quiso enmendar el tremendo error de dicha ausencia y le colocó como sustituto.
Como todos sabemos, esos animalitos que lidian las figuras, tres o a lo sumo cuatro ejemplares suelen embestir en cada corrida para que el torero haga el toreo auténtico o los destroce a mantazos como suele hacer a diario Roca Rey. Pero no, en Úbeda había un torero capaz de hacer soñar a los aficionados y, como nos han contado aficionados del lugar así sucedió. Estaba clarísimo, Curro Díaz, junto a las figuras y los toros que ellos tienen por costumbre lidiar; no hace falta ser muy listo para entender el mensaje.
¿Será que curro Díaz molesta junto a las figuras? Y tanto como molesta, la prueba de ayer en dicho pueblo jienense lo ha demostrado por completo porque, con semejantes bicornes, Curro Díaz pondría contra las cuerdas al más pintado del toreo. Es cierto que, como nuestro compañero que estuvo presente en dicho festejo nos ha contado, a Curro Díaz le cupieron en suerte los dos mejores toros con los dejó casi en mantillas a Manzanares y en la lona a Roca Rey. Tres orejas, puerta grande, toreo del caro del que se suele ver en contadas ocasiones y, al final, no le servirá de nada; más que nada porque se correrá la voz del “peligro” que tiene con su toreo Curro Díaz y tratarán de silenciarlo.
De cualquier manera, en una temporada muy pobre en cuanto a contratos, Curro Díaz se quedará con la dicha, la satisfacción de comprobar que, una vez más, su toreo sigue siendo inmaculado y que su causa no es baladí. Con toda rotundidad, el corazón de Curro Díaz estará henchido de placer al ver que, una vez más, de sus manos y sentidos ha brotado el toreo eterno. Si en el toreo existe un diestro merecedor de torear ese tipo de animales que solo tienen santidad, ese es Curro Díaz puesto que, frente a ellos podríamos ver a diario la gran causa del arte, el mensaje que solo él es capaz de enviar a los aficionados para que, como ayer sucediera en Úbeda, los asistentes se marcharan a casa con la sensación de que habían entendido y disfrutado del mensaje de su arte.
Esto es muy sencillo, para que un torero funcione y explique su torería no falta otra que te le pongan; sentado en casa, ni el más grande puede decir nada; ahora bien, si como ayer le sucediera a Curro Díaz, le pusieran junto a las figuras con ese tipo de toro amaestrado, pese a ello, el gran maestro sería el diestro de Linares.
Fotografía de Jaime Aranda