Hay medios de información que, a falta de creatividad cogen cualquier noticia que no deja de ser una estupidez y le dan caracteres de grandeza como si se tratara del día en que Amstrong pisó La Luna; es decir, quieren engrandecer algo totalmente baladí en un hecho de relevancia, es el caso de la reaparición de un tal Jesulín de Ubrique para el próximo año puesto que, al diestro así se le ha antojado y me pregunto yo, ¿eso es una noticia de relevancia? El problema es que el mundo del toro y, anexo al mismo, el de los informadores, todo es un pesebre donde todos quieren comer lo que puedan.
En vez de darles cancha a este tipo de tontos sin escrúpulos, quiénes debieran, en el peor de los casos, tendrían que tirar de inventiva para analizar en profundidad todos los problemas que tiene el mundo del toro pero, es más halagador de cara a los memos dar ese tipo de noticias. Está claro que, Jesulín, en la época en la que “reinó” como torero eran otros tiempos, la gente tragaba con todo y, hasta las bragas que las señoras le echaban al diestro olían al más caro perfume. Ahora, pese a todo, en el mundo de los toros, tales infamias no tendrían cabida puesto que, el esperpento, dentro de un ruedo sabe muy amargo.
Y dice el pájaro que quiere reaparecer con toda la grandeza del mundo, que lo hará en Ubrique y, para que ese día tenga todo aires de acontecimiento, ya está buscando seis burros de Juan Pedro y en conversaciones con Roca Rey para que le acompañe en la parodia. Claro, de ese modo seguro que llenará la plaza que, si no recuerdo mal tiene poco más de tres mil personas de aforo; vamos que, tampoco van a llenar el Embudo de Insurgentes, por supuesto. Dicho con la mano en el corazón, no creo que Roca Rey se preste a dicho juego que, sin duda, dejaría muy mal sabor de boca a los aficionados que, hasta este momento han creído en el peruano que, en el peor de los casos, a falta de otras virtudes tiene una entrega apasionada frente a los toros. Yo le aconsejaría que contara con El Fandi como compañero y de igual modo llenarían el coso ubriqueño. Se juntarían dos vulgares pegapases y todos tan contentos.
Está claro que, el hombre puede hacer lo que le venga en gana, menos montar festivales en los pueblos como viene haciendo en los últimos años que, a su vez, quita puestos a muchos novilleros que antes tenían la oportunidad de torear en la novillada que cada año se celebraba en el pueblo respectivo. ¿Será que los aficionados están pidiendo con gritos desgarradores la reaparición del diestro citado? No juguemos con tales situaciones que, de repente, sin que nadie lo esperemos, Ortega Cano le entra la vena romántica y anuncia su última reaparición; y digo la última porque las ha tenido por decenas.
Si me quejo de la reaparición de Castella y Talavante que no hacían falta alguna y que han venido para copar muchísimos puestos de chavales ilusionados que se lo han ganado en los ruedos, imaginemos que puedo pensar de semejante personaje esperpéntico donde los haya. Me gusta la seriedad y mucho más en el toreo en que, como es obvio, un hombre se juega la vida frente a un toro, unos más que otros, nada es más cierto, pero esa es la gran verdad. Jesulín no debe de parodiar un espectáculo que en su momento le hizo rico porque los milagros existen. Lo digo porque toreros de su época, infinitamente mejores, la gran mayoría terminaron de banderilleros. Átame esa mosca por el rabo.