Si somos sinceros como siempre pretendemos, no nos queda otra opción que ponderar la grandeza de los toros que se han lidiado –y los que quedan- en la llamada Copa Chenel. Y cuando hablo de grandeza me refiero a su trapo y, sin duda, a sus pitones. No tengo ni idea de cómo se han seleccionado los toros o si se ha comprado a precio de saldo porque, por su morfología y pitones, dichos toros nos los quieren las figuras ni estando borrachos.

Yo diría que se han comprado unos toros excesivamente presentados porque, cuesta mucho de entender que, dichos festejos, con la participación de toreros humildes, sea ello el motivo y referente de lo que entendemos como la verdad del espectáculo. Digamos que, para congraciar a muchos más ganaderos se han lidiado tres y tres, para dar cabida a dos ganaderos en cada festejo. Si se me apura, un detalle importante pero, de igual modo, no ha faltado quien ha dicho que, con semejantes festejos se ha querido hundir en la miseria a todos aquellos que han acudido a dicho certamen de esa forma tan humilde.

Dichos festejos, vistos desde la óptica de cualquier aficionado, comparados con lo que lidian los que mandan en el toreo, son todo un referente para alabar o dignificar la fiesta pero, el trago que tienen que pasar tanto los diestros como los subalternos en dichos festejos es tremendo lo digo porque, entre otros festejos, pudimos ver el que se celebró en Navalcarnero con tintes benéficos y, los toros eran todo un esperpento mientras que, insisto, en la Copa Chenel, los que se han lidiado han tenido trapío para dar y vender y, lo que es peor, las puntas de los pitones de los toros daba la sensación de que las habían afilado a propósito; o sea que, mientras unos afeitan los toros hasta las orejas, para los desdichados, presuntamente, hasta se les saca punta para que, de herir al diestro, que lo hagan con saña, algo que llevan marcado en sus cuerpos varios de los diestros que han caído heridos por dichos toros.

O sea que, la benevolencia es la que debería de haber reinado en la Copa Chenel si de toros hablamos porque, ante todo, se han lidiado en plazas de tercera, lugares donde, por lógica, debe de haber menos peligro para unos diestros que, casi todos ellos inexpertos por lo poco que han toreado y, para “remedio” de sus males les echan toros con ansias por herir a los diestros. Y así ha sucedido y, lo que queda, por supuesto.

Insisto que, lo de los toros en PUNTAS, como me confesó uno de los actuantes me sobrecogió. Pero hay mucho más porque el muchacho me lo dijo en un tono sobrecogedor como diciendo, “mire usted en qué barrizal nos han metido” Y es muy cierto. Para desdicha de todos se ha cumplido al axioma, toro grande y dinero chico, paradojas del destino pero que son de una realidad inexpugnable. Pero todavía queda mucho más puesto que, en los seis festejos celebrados al respecto, ha habido más heridos que en toda la temporada pasada entre los quince primeros clasificados del escalafón. ¡Qué difícil es ser torero!