Tras la estúpida decisión del tal Urtasun como ministro de cultura, muchos inocentes han creído que, el ataque frontal del citado pájaro hacia la tauromaquia, su decisión como he podido saber, algunos memos han dicho que, el apestoso citado nos ha hecho un gran favor a la tauromaquia. Es cierto que, las reacciones, al respecto, han sido todas positivas contra el citado político que, algún día pagará todas sus fechorías. Como era de esperar, los aficionados nos hemos puesto en nuestro lugar, pero, de ahí a decir que el tipo citado nos ha hecho un gran favor media un abismo.
Es verdad que las reacciones de los aficionados han sido positivas en todos los órdenes, no podía ser de otro modo pero, no echemos la campanas al vuelo por aquello de festejar el gran “favor” que el ministro nos ha hecho que, estos tipos son capaces de todo, la prueba es que nadie en el gobierno le ha hecho la contraria. El único político actual que ha interpelado al vago en cuestión ha sido Emiliano García-Page del que tampoco debemos de fiarnos mucho porque, por lo “bajini” dice cosas de su amo pero, jamás de los jamases le ha hecho la contra en nada; es el puto amo como diría Oscar Puente, ese chulo de cabaret que vitorea al amo, como Dios manda, sí señor.
En vez de festejar el gran “favor” que Urtasun nos ha hecho a los aficionados, lo que deberíamos es estar muy pendientes de las reacciones del dictador que, en cualquier momento promueve un referéndum contra los toros y en menos que canta un gallo nos podemos quedar sin nuestra fiesta, la que data de siglos atrás pero que, un indeseable de nueva ola se la puede cargar de un plumazo. No se atreverá, dicen muchos. Cuidado que yo tengo mis dudas antes estos tipos sanguinarios de la política. Recordemos, y no hace siglos de ello, cuando Pedro Sánchez se posicionó a favor de Rajoy para que se aplicara el artículo 155 contra Cataluña y, una vez entró en el poder, eliminó todo aquello que era delito juzgado por la propia Justicia y, como tal, todo el mundo quedó exonerado de cualquier tipo de delito.
El citado “dios” de la política para todos los indeseables que le secundan, sus acciones fueron totalmente democráticas al respecto de Cataluña, lo que viene a certificar que todos aquellos que dieron un golpe de estado, tras todo lo sucedido sobre los indultos y toda clase de favores, todo nos hace pensar que, en aquellos días aciagos de la revolución de Cataluña contra el estado español, ahora resulta que se les juzgó porque estaban jugando una partida de parchís. ¿Pensaba alguien que, hasta el propio Puigdemont sería indultado? Ahí tenéis las pruebas. Se han aprobado todas las leyes que han sido necesarias porque su sanchidad necesitaba los votos de los corruptos y golpistas. Este hecho viene a demostrar el gran peligro que tienen estas gentuzas.
No le demos a Urtasun el más mínimo cuartelillo que, sus correligionarios, nadie le ha criticado, lo que viene a certificar, como diría el maestro Cabral aquello de que, la sociedad actual está muy mal por las fechorías de los malos, como por el silencio cómplice de los buenos; y no digo que haya muchos buenos en las formaciones de la izquierda más radical, caso del partido del puto amo y sus adláteres pero, insisto, nadie ha dicho ni media palabra con ese tipo de la cultura.
Las reacciones de los aficionados, lógicamente, han sido las que tocaban, las que la ocasión requería, pero, no nos fiemos un pelo de estas gentuzas que, de la noche a la mañana podemos quedarnos sin toros, Cataluña es el horrible ejemplo de lo que digo. No nos ha hecho ningún favor el apestoso innombrable, lo que ha sucedido es que, nosotros, en calidad de aficionados hemos reaccionado como en verdad nos correspondía. Nademos, pero guardemos la ropa no vaya a ser que tengamos que salir de la piscina totalmente desnudos.
En de promocionar a políticos indeseables, cada vez que abordemos el tema para defender la fiesta y criticar sus fechorías, pondremos la imagen de un torero, en esta ocasión, la de Fernando Robleño en una bello natural en Madrid. La foto, por cierto, del maestro y compañero, Andrew Moore.