Días pasados, cuando se doctoró Rocío Romero en Pozoblanco todos sentimos una alegría indescifrable porque, dicha alternativa certificaba que, las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres y, que una muchacha obtenga el grado de matador/a de toros es algo que nos llena el alma a todos los aficionados y, lo que es mejor, dicha acción certifica por completo que en el mundo de los toros no existe machismo alguno, otra cosa muy distinta será el devenir de cada cual en su carrera, bien sea hombre o mujer.

Insisto en lo del machismo porque es un maleficio que se le atribuye al mundo de los toros cuando entra en escena una señorita que, repito, es todo mentira porque en los últimos cinco lustros, una mujer gallarda y altanera con su arte tocó el cielo con sus manos con el capote y la muleta. Se trata de Cristina Sánchez que, sin duda, es el referente femenino en los últimos cincuenta años si de toreo en manos de una mujer mentamos.

En honor a la verdad, respecto a las mujeres, tenemos mucho que agradecerle a la matadora de toros Ángela Hernández que, si no recuerdo mal creo que se doctoró en México porque en España, la mujer era discriminada en ese aspecto, hasta el punto de que no se les autorizaba a torear. Hernández luchó como una auténtica guerrera hasta conseguir que se autorizara que la mujer pudiera formar parte de la fiesta de los toros en calidad de protagonistas en el ruedo. Una vez conseguido el logro vino la cruel realidad de la que no escapa ninguna mujer.

¿Torean poco las mujeres porque son del sexo débil como antes se les conocía? No, pero esa debilidad que se les atribuye ha aparecido en todas ellas cuando, por ejemplo a la hora de matar han encontrado la barrera infranqueable que siempre les delató. Fijémonos que, Cristina Sánchez, la que hemos nombrado antes y que consiguió metas inenarrables, de haber manejado con acierto la espada sus logros hubieran sido infinitos pero, ese yerro con la tizona es la que le frenó para lograr peldaños altísimos.

Desde aquí y ante todo, mis respetos para todas las mujeres que lo intentaron, algunas con más suerte que otras pero, para todas, mi respeto y admiración. Mujeres como la propia Ángela Hernández, Maribel Atienzar, Morenita de Quindío,  Mari Paz Vega, Hilda Tenorio, Lupita López, Paola San Román, Rocío Morelli, Karla de los Ángeles, Conchi Ríos, Rocío Romero y algunas más que quizás habré obviado sin pretenderlo, todas están sumidas con los mimos problemas que, a su vez, son los mismos que padecen los hombres.

Queda claro que la mujer en calidad de torera no torea poco por ser mujer pero, si sufren los mimos avatares que cientos de chavales que, ilusionados, esperan una oportunidad. Queda claro que, la mujer no es discriminada como tal, pero si ninguneada como les sucede a decenas, cientos de novilleros que anhelan encontrar la oportunidad soñada. Ante semejante desdicha, es por ello que digo que, Rocío Romero ya tiene la foto como matadora de toros, incluso con su salida en hombros junto a su padrino Manzanares.

¿Cuándo volverá a torear? Esa es la pregunta que no tiene respuesta y, por si tenemos alguna duda, ahí tenemos el caso de Hilda Tenorio, la matadora que obtuvo éxitos de clamor en su país, México, incluso saliendo por la puerta grande en La México y, al final se ha tenido que exiliar en España con la esperanza de poder torear algún día. Para todas, un futuro muy incierto pero, reitero que no es ninguna circunstancia aplicable al hecho de ser mujer, pero sí a la consecuencia de ser torera porque, igual que ellas, con sus mismos avatares, tenemos a cientos de chicos esperando que alguien les dé una oportunidad. No es machismo como se demuestra, pero si absolutismo por parte de unos pocos que, como sucede siempre, coartan la libertad de los demás dejándolos a todos/as arrinconados en la cuneta de la incertidumbre.