Hace unos días me encontré en la biblioteca de mi casa una foto maravillosa porque, la misma, sin pretenderlo, no es otra cosa que un homenaje a la vida. Dicha imagen me obliga a darle gracias a Dios todos los días de mi existencia puesto que, tanto el gran Paco Ruíz Miguel, como quien suscribe, -coetáneo suyo- los presentes en la foto que mostramos, estamos llenos de vida y, lo que es mejor, radiantes y pletóricos, cada uno de nosotros en la actividad que nos corresponde; Paco Ruíz Miguel al tanto de su finca y sus asuntos propios, amén de sus funciones como comentarista en Canal Sur junto a Enrique Romero y, quien esto narra, en su menester de contar avatares del mundo de los toros y, sin duda, de la propia realidad en que vivimos en todos los aspectos.
Escribo emocionado al respecto porque, desde aquel día en que nos encontramos en el hotel Gran Sol de Alicante en la que, ese mismo día, Ruíz Miguel se enfrentaba a una corrida de Murteira Grave, Juan Bosch, editor de la revista El Mundo de los Toros me había encomendado entrevistar a tan magno –la imagen da fe de lo dicho- torero que, hace cuarenta años ya era dueño absoluto de la verdad más apasionada del toreo; lo decían los toros que lidiaba, sus éxitos, su humildad y, ante todo, esa capacidad para afrontar aquellos retos, algo que nunca abandonó.
Parece que fue ayer pero, como digo, han pasado cuarenta años en los que, tanto Ruíz Miguel como este humilde relator de aconteceres en el mundo de los toros, hemos visto partir de este mundo a infinidad de amigos, conocidos, toreros, ganaderos, personas ilustres de toda índole y, nosotros, para nuestra fortuna seguimos al pie del cañón y, lo que es mejor, llenos de ilusiones que, sin duda, es el motor para seguir vivos.
Para mí fortuna, me encanta ver al maestro como comentarista en Canal Sur el que, como decía, junto a Enrique Romero reparte alegría e ilusión a manos llenas en todas las retrasmisiones. Ruíz Miguel es tan buena gente que, hasta no le da importancia ni jacta en lo más mínimo de lo que ha sido su excelsa carrera; es más, hasta se devalúa así mismo sin darse el menor protagonismo y lo tuvo como el que más, y ahora apoya a todos los chavales que torean en las corridas retrasmitidas por dicho canal, puesto que, en vez de repartir críticas agrias que más uno haría, Paco Ruíz Miguel es el puro apoyo hacia todos aquellos que quieren ser toreros, por supuesto, nadie mejor que él para entender lo difícil y complicado que es el mundo de los toros, sin duda, el más complejo del planeta, de ahí el respeto que profesa hacia todos los toreros. Se nota, en sus palabras, que se ha jugado la vida cientos de veces, de ahí el respeto del que antes hablaba.
Estas letras no son otra cosa que un homenaje muy particular de mi humilde persona hacia este torero emblemático al que nunca olvidé, es más, siempre ponderé su tremenda hoja de servicios, algo que nunca nadie le igualará; nosotros no lo veremos pero, pasado el tiempo, dentro de muchísimos años la historia seguirá diciendo que, una trayectoria como la de Ruíz Miguel nadie la superó. Esa leyenda que se forjó el maestro le debe de servir para dormir todas las noches a pierna suelta, sabedor de lo que ha sido su paso por el toreo, su tremenda satisfacción al pensar que, carreras en el toreo las ha habido muy dignas y brillantes pero, presumir de hacer matado, entre otros hierros durísimos, cien corridas de Miura, el que quiera que lo intente, Zahariche está ahí en la esquina, solo es cuestión de llamar a don Eduardo Miura.
En nombre de Ruíz Miguel me cabe la dicha de emular a Violeta Parra para decir, gracias a la vida que me ha dado tanto. Y tanto como nos ha dado puesto que, en cuarenta años pueden pasar muchas cosas y, la mayoría, muy desagradables. Como dijera en su momento el gran Gabo, Gabriel García Márquez, estamos aquí para contar que hemos vivido. ¡Sí, señor!