Ya era hora de que la máxima figura del momento actual -que no el mejor torero de la actualidad- se anunciara frente a una corrida de toros de verdad, de las auténticas, pura sangre Albaserrada como son los toros de Victorino Martin a los que dará buena cuenta Andrés Roca Rey en Sevilla. El gesto está ahí, pero, con las facilidades que pueda darle el benévolo público sevillano que además de ser poco exigente, incluso me atrevería a decir que ningún aficionado hispalense ha pedido semejante proeza al diestro citado; es algo que no les importa porque en la capital del Guadalquivir lo único que les interesa es ponerse el clavel en la solapa e ir a los toros para darse abrazos con sus colegas.

No le quitemos méritos al diestro, que los tiene; pero tampoco lancemos el botafumeiro de forma alocada puesto que, como hemos dicho muchas veces, Roca Rey tiene capacidad para lidiar cualquier tipo de encaste. El problema es que la comodidad en la que viven las figuras es que, desacostumbrados al peso que pueda suponer una auténtica corrida de toros, al final pueden verse desbordados. Como fuere, siempre será digno verle frente a un hierro como el citado porque con la llamada sangre Domecq, Roca Rey siguen siendo el rey, cosa ya tan habitual en este diestro que apenas le damos importancia.

De cara a los aficionados la decisión de Roca puede ser muy plausible pero, me cabe la certeza de que los diestros que de forma habitual matan este tipo de toros, más de uno para sus adentros dirá: “Qué cabrón, me ha dejado sin el puesto que me correspondía” Y no les faltará razón para que opinen de dicho modo porque, otra cosa muy distinta seria que, ese diestro que se ha quedado sin ese puesto que le correspondía, que le pusieran en una de las que deja vacante Roca Rey, pero no caerá esa breva.

Al final, si se me apura, el gesto de Roca Rey no beneficia a nadie. Es cierto que muchos veremos el festejo con la admiración hacia el torero o, quizás con la incertidumbre de si puede o no puede con el encaste citado, algo que me inclina la balanza a favor del torero por aquello de las condiciones innatas de las que es dueño y señor. Lo digo porque, las figuras, a lo largo de la temporada podrían hacer este tipo de gestos frente a otras muchas ganaderías, pero, siempre, como digo, cediendo el puesto que deberían de ocupar a otros compañeros; es decir, intercambiar las divisas a lidiar pero, nada de eso; ellos se apuntan el gesto, dejan en la calle al compañero que en verdad se ha ganado ese contrato con triunfos anteriores y, en definitiva, siempre sale beneficiado el mismo, el que no le hace falta.

Si somo sinceros, que lo somos, debemos de anotar que por mucha admiración que le pongamos al diestro por aquello de matar por vez primera una corrida de toros con casta y bravura, ello no beneficia a nadie; primero porque si triunfa no repetirá con dicha ganadería y si fracasa de igual modo. Es todo un brindis al sol para convencerse ellos mismos, en este caso Roca Rey de que puede con esos toros; con esos y con los que le pongan, no en vano lleva lidiadas casi mil corridas de toros, lo digo porque si de experiencia hablamos, el peruano la tiene toda.

Como decía, todos estamos expectantes ante lo que ocurra en Sevilla en la fecha en que lidie Roca Rey los toros de Galapagar pero, como antes apunté, ese mismo día alguien se quedará muy triste sabedor de que ese puesto le correspondía a él, nunca a un señorito del toreo que, su única pretensión es probarse ante dicha camada sin pensar todo el daño que le ha podido hacer al que por méritos propios debería de haber lidiado dicha corrida.